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Hospitales están listos para un nuevo diagnóstico: tráfico humano

La mujer llegó al servicio de emergencias del Hospital Huntington en Long Island, Nueva York, luego que su novio la golpeara durante una discusión. Su situación generó preocupación entre el personal médico, que recientemente había recibido entrenamiento sobre cómo buscar señales de tráfico sexual.

Inmigrante indocumentada de El Salvador, la mujer trabajó en una cantina frecuentada por inmigrantes. Su trabajo consistía en lograr que los clientes la invitaran con bebidas y bailar con ellos, pero se espera que muchas trabajadoras en esos lugares también ofrezcan sexo. Su novio no quería que ella trabajara allí, y eso generó la pelea, recordó un médico.

Como parte del proceso de admisión, el personal de emergencia le hizo a la mujer de 36 años una serie de preguntas sobre si alguna vez había tenido relaciones sexuales por dinero, o si tenía que darle a otra persona parte de lo que ganaba, entre otras cosas. Las preguntas de detección fueron parte de un nuevo programa en Northwell Health, un sistema de 23 hospitales en el área metropolitana de Nueva York, que incluye a Huntington, para capacitar al personal y proporcionarles herramientas para identificar y apoyar a las víctimas de la trata de personas.

No hay cifras concretas sobre cuántas personas están involucradas en el tráfico humano (o trata de personas), el término que se usa cuando se obliga a las personas a trabajar o tener relaciones sexuales para el beneficio comercial de otra persona. Polaris, una organización sin fines de lucro con sede en Washington, DC que defiende a las víctimas y tiene líneas telefónicas de ayuda, dijo que las llamadas y los mensajes de texto a sus líneas directas nacionales han aumentado constantemente en los últimos años: un 13% más de casos entre 2016 y 2017, llegando a 8,759.

Pero los proveedores de atención médica con frecuencia no reconocen la situación de estos pacientes. Según una encuesta de 2014 realizada con cerca de 100 sobrevivientes de tráfico sexual, el 88% dijo que, mientras estaban siendo víctimas de este tráfico, habían tenido contacto con un proveedor de atención médica, por lo general, alguien en una sala de emergencias.

“Cuando las víctimas de tráfico pasan por el sistema de atención médica pero no las identificamos, es una gran oportunidad perdida”, dijo el doctor Santhosh Paulus, médico de familia, director del programa de residencia de medicina familiar del Hospital de Huntington y fundador del programa en Northwell.

Northwell es uno de un número creciente de hospitales y sistemas de atención médica que están implementando este tipo de programas. El objetivo es entrenar al personal para que estén atentos a la trata de personas, al igual que cuando observan señales de abuso infantil, violencia doméstica y abuso de ancianos.

Desde la primavera pasada, casi 300 miembros del personal del Hospital Huntington y una clínica familiar recibieron capacitación sobre cómo identificar a las víctimas de tráfico humano y cómo ayudarlas.

La capacitación se imparte no solo a médicos y enfermeras, sino también a personal que realiza la inscripción de pacientes, asistentes en la recepción, trabajadores sociales y guardias de seguridad. Restore NYC, una organización que ayuda a las personas atrapadas en el tráfico sexual, proporcionó la capacitación inicial al personal clave, y un grupo de trabajo del hospital capacita a los demás. Durante los próximos años, se desplegarán esfuerzos similares en los 23 hospitales de Northwell, dijo Paulus.

Identificar a las víctimas de la trata de personas no es diferente de identificar a las víctimas de otras formas de violencia, explicó la doctora Wendy Macías-Konstantopoulos, directora de la iniciativa de tráfico humano en el Hospital General de Massachusetts.

Una de las grandes señales de alarma es cuando las personas demoran en llegar a la sala de emergencias o al consultorio para recibir atención médica, como esperar semanas para cuidar de un tobillo lesionado o una infección de transmisión sexual, dijo Macias-Konstantopoulos. O puede ser un patrón de lesiones que no tiene sentido. A veces las personas son reacias a explicar su lesión, o llegan con un acompañante que parece autoritario.

“Tener un alto índice de sospecha es el primer paso”, dijo. “Si no preguntamos, nunca vamos a saber”.

A partir de octubre, los proveedores de atención médica también pueden usar nuevos códigos de diagnóstico en sus registros que diferencian el tráfico de otros tipos de abuso. Esto ayudará a rastrear el número de víctimas y proporcionar el tratamiento adecuado.

Sin embargo, solo preguntar puede no ser suficiente. Dependiendo de lo que esté sucediendo en sus vidas, estos pacientes pueden no estar dispuestos o listos para reconocer que necesitan ayuda, dijo Holly Gibbs, directora del programa de respuesta a la trata de personas de Dignity Health, un sistema de atención médica con casi 40 hospitales en California, Nevada y Arizona.

Gibbs conoce bien el tema. Ella misma fue forzada brevemente a la prostitución en Atlantic City, New Jersey, después de conocer a un hombre en un centro comercial cuando tenía 14 años, y huir con él. El hombre convenció a Gibbs para que lo acompañara con promesas de una vida nueva y glamorosa como cantante   o modelo. Gibbs dijo que en aquél momento pensó que todo lo que le estaba pasando era culpa suya, por las malas decisiones que había tomado. Ningún profesional de salud u oficial del orden la vinculó con servicios sociales que podrían haberla ayudado a comprender lo contrario. La policía la encontró y devolvió a su familia, y el hombre fue arrestado y hallado culpable en una corte.

Dignity Health implementó un programa de respuesta a la trata de personas en las salas de emergencia y áreas de trabajo, y en las salas de parto, de cada uno de sus hospitales. Ahora también está desplegando el programa en clínicas y consultorios médicos.

Una prioridad clave es ayudar a los médicos a saber cómo hablar con los pacientes sobre cualquier tipo de violencia que puedan estar enfrentando, y cómo conectarlos con ayuda externa.

Pero al final, si estos pacientes no quieren asistencia, “respetas sus deseos”, dijo Gibbs. “Es posible que no estén listos para aceptar ayuda ahora, pero puedes plantar la semilla para que la acepten más adelante”.

Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.

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