Millones de californianos de bajos ingresos elegibles para cupones de alimentos no reciben el beneficio, lo que hace que el estado tenga una de las clasificaciones más bajas de la nación por su participación en este programa.
Solo tres estados -todos mucho más conservadores que el Golden State– tienen tasas de participación más bajas, según los últimos datos federales disponibles. Este bajo rendimiento contrasta marcadamente con el liderazgo de California en inscripción al Medi-Cal, la versión estatal de Medicaid, que también sirve a las personas que viven en hogares de bajos ingresos.
Las razones de la baja tasa de participación de California en el programa de asistencia alimentaria, conocido como CalFresh, sigue siendo un “acertijo persistente”, dijo Kim McCoy Wade, jefa del área de CalFresh del Departamento de Servicios Sociales del estado. Pero ella misma, y otros, sugieren que puede deberse a un servicio al cliente cuya calidad no es óptima, y a una burocracia voluminosa.
Aproximadamente 4.1 millones de californianos, casi 70% de los que son elegibles, están inscriptos en CalFresh. Eso deja fuera a unos 2 millones quienes podrían obtener el beneficio, pero no están inscriptos, según un informe de enero que cita datos federales de 2015.
El promedio nacional es del 83%. Varios estados, incluidos Illinois, Nuevo México y Oregon, informan una inscripción del 100% de los que califican para el programa de cupones para alimentos, conocido a nivel federal como el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP).
Medi-Cal ahora brinda servicios a más de 13.5 millones de personas, aproximadamente un tercio de la población de California, un número que aumentó significativamente por la expansión de Medicaid bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA). Solo cerca de unas 322,000 personas que califican para Medi-Cal no están inscritas, según un informe de 2016 de investigadores de la Universidad de California-Berkeley. El análisis estima que más del 90% de los elegibles para Medi-Cal que no tienen otra fuente de seguro están inscriptos.
Pero California ha comenzado a aprovechar su amplio grupo de nuevos beneficiarios de Medi-Cal para impulsar la inscripción en CalFresh. Los funcionarios se basan en las relaciones entre los departamentos de bienestar del condado y los nuevos afiliados de Medi-Cal, utilizando registros electrónicos de los inscriptos para identificar a los candidatos a recibir cupones de alimentos, y luego guiarlos a través del proceso de inscripción.
“Estamos tomando los éxitos de la Ley de Cuidado de Salud Asequible y los estamos dirigiendo al segundo programa más grande, y tratando de aplicar esas lecciones”, dijo McCoy Wade. “Creemos que la conexión Medi-Cal-CalFresh tiene mucho espacio para crecer”.
Este empuje llega cuando ambos programas están bajo amenaza de Washington, DC. En abril, los republicanos del Congreso develaron un proyecto de ley agrícola que exigiría requisitos de trabajo más estrictos para los beneficiarios de SNAP. Varias veces en estos últimos años, el presidente Donald Trump y los republicanos del Congreso han propuesto revisar el programa Medicaid para controlar los costos.
El programa de estampillas para comida se administra a nivel de condado, y hay 58 condados. Solo 10 estados ejecutan sus programas de esa manera. “Debido a que estamos descentralizados (…) nos lleva más tiempo mover todo el barco”, dijo McCoy Wade.
Sin embargo, esa explicación no aborda completamente el problema en California, ya que Medicaid también es administrado por los condados.
Alrededor de 74 millones de estadounidenses tienen Medicaid y cerca de 42 millones están en el programa de alimentos.
“Hacer cosas para ayudar a integrar los programas puede ser beneficioso para ambos, tanto para ahorrar en costos administrativos como para poder inscribir a más familias”, dijo Michael Katz, investigador asociado del Urban Institute. SNAP y Medicaid tienen diferentes reglas de elegibilidad, pero atienden a poblaciones similares.
“No es una coincidencia perfecta, pero es un diagrama de Venn con mucha superposición”, dijo Jared Call, gerente de políticas de nutrición en California Food Policy Advocates.
Varios condados de California han tratado de ser proactivos en la inscripción de candidatos para cupones de alimentos. El de San Francisco colocó a un trabajador de elegibilidad CalFresh en un hospital público y en una clínica comunitaria. El de Los Ángeles envió por correo más de 1 millón de folletos a los beneficiarios de Medi-Cal que potencialmente calificarían para cupones de alimentos.
El condado de San Bernardino cuenta con quioscos de autoservicio y miembros del personal en las entradas de las oficinas del condado, que ayudan a las personas interesadas a inscribirse en CalFresh. “Es una ventanilla única”, explicó Nancy Hillsdale, quien administra una oficina en Colton, California.
Pero los residentes pueden ser reacios a postularse. Algunos inmigrantes que viven en el país legalmente temen que recibir cupones de alimentos pueda afectar sus posibilidades de convertirse en ciudadanos más tarde. (Los inmigrantes indocumentados no califican, pero sí los miembros de la familia que son ciudadanos). Otros sienten el “estigma alrededor de los cupones de alimentos”, dijo Gladys Deloney, subdirectora de servicios sociales del condado de Sacramento. Ese sentimiento no es tan frecuente en la búsqueda de ayuda con los gastos médicos, agregó.
El porcentaje de beneficiarios de Medi-Cal inscritos en CalFresh varía ampliamente dependiendo del condado. En 2016, por ejemplo, el de San Francisco inscribió al 31% de sus beneficiarios de Medi-Cal en el programa de cupones para alimentos en comparación con casi el doble de esa tasa en el de Fresno. El año pasado, una coalición de defensores de los alimentos recomendó que el estado establezca un objetivo para los condados, y que los condados inicien campañas para crear conciencia sobre la asistencia alimentaria.
En el condado de San Diego, funcionarios imprimieron materiales de CalFresh para repartir en ferias de salud, y enviaron mensajes a todos los que solicitaron Medi-Cal con un enlace para también solicitar los beneficios de alimentos, dijo Rick Wanne, director de operaciones de elegibilidad para el condado. Pero Wanne apuntó que inscribir a las personas en CalFresh es mucho más difícil que en Medicaid. “Existe una larga lista de normas y regulaciones de larga data que dificultan el acceso al programa”, explicó.
Por ejemplo, los solicitantes de CalFresh deben volver a ser entrevistados cada año y deben actualizar su información cada seis meses. Por el contrario, Medicaid se renueva cada año sin requerir entrevistas.
McCoy Wade dijo que CalFresh eliminó algunos de los requisitos más complejos, incluidas las huellas dactilares, y eso está empezando a marcar la diferencia. El estado aumentó su tasa de participación del 66% al 70% en el informe más reciente. Eso ocurrió cuando la economía mejoró y menos necesitaron la ayuda. “Estamos cerrando la brecha”, aunque todavía hay trabajo por hacer, dijo McCoy Wade.
La falta de transporte, las largas colas en las oficinas del condado y la falta de flexibilidad para fijar los horarios de las citas también pueden contribuir a la baja participación, dijeron funcionarios del condado. Y la documentación a menudo se envía por correo a las casas, lo que dificulta que las personas sin hogar, o quienes se mudan con frecuencia, permanezcan inscriptas. Eso es lo que le sucedió a Crystle Conant, de 25 años, quien vive en la casa de su padre, en el condado de San Bernardino, solo parte del tiempo.
“Cuando paso mi tarjeta en una tienda y es rechazada, entonces sé que no la he renovado a tiempo”, dijo.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorialmente independiente de la Kaiser Family Foundation.