Cuando estaba en su primer año de universidad, Joslyn Chaiprasert-Paguio supo que tenía una infección de transmisión sexual llamada virus del papiloma humano (VPH), pero el médico le dijo que era algo común y que no se preocupara.
Cuatro años después, pocos días antes de su boda, recibió un diagnóstico de cáncer de cuello uterino que le generó complicaciones cuando quedó embarazada. Se sometió a una histerectomía ocho años después, cuando el cáncer reapareció en 2021.
Chaiprasert-Paguio, editora de una revista médica en Menifee, en el condado de Riverside, California, tiene 38 años. No fue inmunizada cuando era adolescente porque aún no había una vacuna contra el VPH, la enfermedad que causa casi todos los casos de cáncer de cuello uterino y otros tipos de cáncer potencialmente mortales en hombres y mujeres.
Su hija de 10 años, Samantha, va a recibir la primera inyección este mes. “Es la única vacuna que previene el cáncer”, dijo Chaiprasert-Paguio.
La legislatura de California está considerando un proyecto de ley para requerir que las escuelas notifiquen a los padres que sus hijos deben estar vacunados contra el VPH antes de comenzar octavo grado.
La iniciativa es parte de un esfuerzo para vacunar a más niños contra las cepas del virus que causan cáncer antes de que inicien su vida sexual. La ley propuesta, la AB 659, no exige la vacuna para los estudiantes de escuela media, como se propuso originalmente.
Esa disposición fue eliminada por los legisladores sin ningún debate, lo cual refleja la polémica que causan los mandatos de vacunación en las escuelas, incluso en un estado cuyas leyes de inmunización están entre las más estrictas del país.
“Es un momento difícil para emprender esta lucha”, dijo Michelle Mello, profesora de leyes y políticas de salud en la Universidad de Stanford, y señaló que se le ha prestado más atención a las opiniones antivacunas desde el comienzo de la pandemia de covid-19.
El proyecto de ley de la asambleísta Cecilia Aguiar-Curry también requeriría que los estudiantes de universidades públicas menores de 26 años presenten una prueba de vacunación contra el virus, una propuesta más “tolerable” para aquellos padres a quienes les incomoda la idea de una vacuna que vincula a los adolescentes con el sexo.
Los activistas antivacunas se manifestaron rápidamente en contra del proyecto de ley, que consideran un ejemplo indignante de la extra limitación del gobierno. Un grupo llamado Freedom Angels se jactó de haber presionado a los legisladores para que abandonaran el mandato de vacunación de adolescentes, lo que sus miembros llamaron “una gran victoria”.
Desde 2006, cuando se lanzó la vacuna contra el VPH, han circulado rumores infundados de que causa daño neurológico o hace que los adolescentes se vuelvan infértiles. Menos del 55% de los niños de 13 a 15 años en Estados Unidos se vacunaron contra el VPH en 2020, una tasa mucho más baja que la de otras vacunas infantiles de rutina.
Por ejemplo, más del 90% de los adolescentes están al día con la vacuna Tdap, que protege contra el tétanos, la difteria y la tos ferina.
Una dosis de la vacuna contra el VPH tiene un precio de lista de $268, según Merck, la farmacéutica que la produce.
La mayoría de los estados no requieren la vacunación contra el VPH en las escuelas como lo hacen para la polio, la varicela, y otras enfermedades que se propagan fácilmente en las aulas por medio del aire o el contacto físico. Solo otros tres estados —Rhode Island, Virginia, y Hawaii— y Washington, DC, requieren que los estudiantes de sexto o séptimo grado se vacunen contra el VPH.
La oposición a los mandatos de vacunas contra covid, mayormente de parte de los republicanos, ha generado una serie de proyectos de ley en estados conservadores como Montana y Idaho que limitan o ponen fin a los requisitos de inmunización en el sector público y privado.
En Iowa, que tiene la segunda tasa de cáncer más alta del país, los legisladores están considerando un proyecto de ley para que las escuelas no estén obligadas a informar a sus estudiantes sobre la vacuna contra el VPH.
Incluso antes de covid, un grupo creciente de padres que se resisten a vacunar a sus hijos ha hecho que reaparezcan enfermedades que habían sido eliminadas hace décadas, como el sarampión y la tos ferina.
Frente a esta realidad, es necesario elaborar estrategias de largo plazo para aprobar una buenapolítica de salud pública, dijo Crystal Strait, quien dirige el grupo pro-vacunación ProtectUS. Así es como ve el nuevo proyecto de ley de vacunación contra el VPH de Aguiar-Curry. “Es un paso”, dijo. “Tenemos que hacer algo. Demasiadas personas están sufriendo por cánceres prevenibles”.
Casi todo el mundo contrae el VPH en algún momento, aunque normalmente no presenta síntomas. Pero varias cepas del virus pueden permanecer en el cuerpo y convertirse en cáncer de cuello uterino, vagina, vulva, pene, ano o garganta.
Estudios han confirmado que la vacuna contra el VPH reduce el riesgo de desarrollar cáncer en casi un 90% cuando se administra a niñas y niños en la adolescencia temprana, presumiblemente antes de que estén expuestos a cepas peligrosas del virus.
Estudios académicos demuestran que los adolescentes en estados con mandatos de vacunación contra el VPH tienen mucha más probabilidad de recibir la vacuna.
“Hemos estado luchando contra el cáncer durante décadas, y ahora tenemos una vacuna para el cáncer y la gente está debatiendo si deberíamos o no hacer lo posible para que todos la reciban”, dijo el doctor Jeffrey Klausner, profesor de salud pública en la Universidad de Southern California y ex director de los Servicios de Prevención y Control de Enfermedades de Transmisión Sexual de San Francisco. “Es difícil de entender”.
Las tasas de cáncer de cuello uterino, que una vez fue una de las principales causas de muerte por cáncer entre las mujeres estadounidenses, han disminuido con la vacuna y con el aumento en las pruebas de Papanicolaou. Aún así, se diagnostican más de 37,000 casos de cáncer causados por el VPH anualmente, y el año pasado, el cáncer de cuello uterino mató a más de 4,000 mujeres.
Australia, por el contrario, está encaminado a convertirse en el primer país en eliminar el cáncer de cuello uterino en las próximas dos décadas gracias a un programa escolar nacional en el que enfermeras vacunan contra el VPH a niños de 12 y 13 años que estén dispuestos a recibir la inyección.
Los mandatos de salud pública son más eficaces cuando exigen cosas que ya han alcanzado cierto nivel de aceptación social, como usar el cinturón de seguridad o no fumar en interiores, dijo Saad Omer, quien dirige el Instituto de Salud Global de Yale y ha estudiado el escepticismo ante las vacunas.
“Los mandatos son un medicamento fuerte, pero como todo medicamento fuerte, vienen con efectos secundarios”, dijo Omer.
Gilma Pereda, diseñadora gráfica que vive en Santa Clara, siempre tuvo sus dudas acerca de las vacunas y confiesa que no le entusiasman los mandatos. Por otro lado, desde que le diagnosticaron cáncer de cuello uterino en 2016, se ha sometido a numerosas cirugías y varias rondas de quimioterapia. Ha perdido el útero, las pestañas y su cabello castaño que le llegaba hasta la cintura. En 2021, descubrió que el cáncer se había propagado a sus huesos.
Al tomar la decisión de vacunar o no a su hija contra el VPH, no lo tuvo que pensar demasiado. “No quiero que mi hija pase por esto”, dijo.