Mientras muchos republicanos en el Capitolio quieren evitar que se repita el debate sobre la revocación de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA), el presidente Donald Trump sigue prometiendo un plan que será “fenomenal” y que hará que el GOP sea “el partido de la atención médica”.
El mes pasado, Seema Verma, titular de Medicare, dijo que estaba “participando activamente en conversaciones” sobre qué hacer. A principios de agosto, Kellyanne Conway, asesora de Trump, sugirió que podría haber un anuncio oficial este mes.
Más allá de las declaraciones surge un interrogante: desviarse o no de los esfuerzos en curso para mejorar el sistema de salud del país -relajando las regulaciones de las aseguradoras, tratando el tema de los precios de los medicamentos, expandiendo las cuentas de ahorro de salud libres de impuestos‑ para desarrollar un plan general.
Para la Casa Blanca, es una decisión llena de riesgos.
Un plan integral podría generar el rechazo de la oposición. Por el contrario, no tener un plan para reemplazar algunas de las partes más populares del Obamacare, como garantizar cobertura para personas con condiciones médicas preexistentes, podría dejar al Partido Republicano sin alternativas en caso que una demanda en curso apoyada por la administración, presentada ante la Corte de Apelaciones del 5º Circuito, invalide ACA.
“Es un verdadero dilema. Tanto la acción como la inacción implica riesgos”, dijo Dean Rosen, consultor de políticas de salud de Washington, D.C., quien a menudo asesora a los republicanos.
Cualquiera que sea la decisión del 5º Circuito, que parece inminente, es más que probable que todo quede en suspenso mientras el tema llega a la Corte Suprema. Un retraso daría tiempo a la administración Trump para desarrollar una propuesta si finalmente se rechaza ACA, pero también pondría el debate sobre la atención de salud en primer plano durante la campaña presidencial.
En este momento, las encuestas muestran que a las personas les preocupa el costo de la salud, aseguró el profesor Robert Blendon, quien dirige el Harvard Opinion Research Program donde se estudia el conocimiento público sobre la salud y sus políticas. A los consumidores les preocupa lo que pagan en la farmacia o la suma de sus primas del seguro y sus deducibles.
“A la mayoría de los votantes no les interesa otro debate sobre un nuevo plan de salud”, opinó.
Pero si el 5º Circuito mantiene la decisión de una corte de Texas, que falló a favor de derogar la totalidad de ACA, “eso lo cambia todo”, añadió Blendon. “La administración no podría limitarse a decir: ‘Oh, tendremos algo grandioso’. Los obligaría a tener algo concreto”.
Tanto partidarios como críticos aseguran que los detalles del plan ya se han dejado entrever en las acciones ejecutivas y en algunas iniciativas presupuestarias del presidente, así como en un documento que delinea la complejidad del sistema de salud publicado a finales del año pasado.
El presidente ha ganado elogios de conservadores y liberales por sus propuestas de exigir a los hospitales que publiquen sus precios reales y los negociados, y por estrategias para reducir los precios de los medicamentos. Pero las batallas legales con la industria de la salud podrían frustrar estas iniciativas.
Sobre estos temas, “mucho de lo que han propuesto ha sido bastante inteligente”, dijo Shawn Gremminger, director de relaciones federales de la organización liberal Families USA.
Pero Gremminger señala otras acciones de la administración —relajar las regulaciones sobre las aseguradoras para permitir la venta de lo que los críticos llaman seguros “basura” porque no tienen las protecciones para el consumidor que ofrece ACA, o pedir requisitos de trabajo para los beneficiarios de Medicaid— como fuertes indicios de lo que podría incluir un eventual plan relacionado con las elecciones.
“Creo que lo que veremos es ese mismo tipo de cosas, recalentadas y reempaquetadas”, enfatizó Gremminger. “Tememos que se incluirán un montón de ideas terribles”.
Para saber lo que podría incluir el nuevo plan, algunos asesores como Brian Blase, ex asistente especial del presidente en el National Economic Council, dijeron que solo hay que consultar ese documento, poco conocido, de 2018.
El documento de 114 páginas incluye más de dos docenas de recomendaciones que se enfocan en reducir las regulaciones federales y estatales, limitar el poder de mercado de los hospitales y de las aseguradoras, y hacer que los pacientes sean más conscientes de los precios.
Muchos de los elementos del plan son los favoritos de los republicanos pro mercado libre como promover el uso de cuentas de ahorro de salud libre de impuestos para cubrir gastos médicos. Otras ideas no están típicamente asociadas con el GOP, como el aumento del escrutinio federal sobre las fusiones de hospitales y aseguradoras que han hecho subir los precios.
Este documento también pide regulaciones menos restrictivas para los planes Medicare Advantage que ofrecen una alternativa al tradicional Medicare de pago por servicio. Permitiría que el programa Advantage tuviera redes más pequeñas de médicos y hospitales, presumiblemente los que acordarían cobrar menos.
“La administración sabe hacia dónde se dirige en la atención de salud”, dijo Blase.
Si el tribunal anula ACA, espera que la administración lance un plan que apoye a los “grupos de alto riesgo financiados generosamente por cada estado”.
Estos grupos existían en la mayoría de los estados antes de ACA. Ayudaron a proporcionar cobertura a las personas con enfermedades preexistentes rechazadas por las aseguradoras. Pero resultaban caros, por lo que a menudo no contaban con fondos suficientes, limitaban los beneficios de los miembros y generaban largas listas de espera.
Algunos piensan que este documento no es tanto un plan como una “combinación de ideas y declaraciones políticas”, apuntó Joe Antos del conservador American Enterprise Institute.
Antos no cree que el Partido Republicano necesite una propuesta de salud integral. Los republicanos ganan en lo político simplemente atacando las ideas de los demócratas, señaló. En especial si el candidato demócrata respalda las propuestas de un sistema de atención de salud totalmente financiado por el gobierno, como la idea del “Medicare para Todos”, que algunos candidatos apoyan.
Los republicanos “ofrecerán sus propios titulares diciendo que protegerán a las personas con enfermedades preexistentes. Eso podría ser suficiente para muchos”, añadió Antos.
Políticamente es arriesgado. Aunque muchos votantes no entienden todo lo que hace ACA, algunas de sus protecciones gozan de un amplio apoyo. Esto es particularmente cierto en el caso de las personas con problemas médicos: las aseguradoras tienen prohibido rechazarlas o cobrarles más que a otras sanas.
El esfuerzo republicano por derogar ACA galvanizó a los activistas durante las elecciones de mitad de período en 2018 y se les atribuye el haber llevado a los demócratas a la victoria Cámara de Representantes en muchos distritos.
Los analistas de ambas partes esperan que la preocupación por el costo de la salud y ACA vuelvan a desempeñar un papel importante en 2020.
Para los republicanos, “el riesgo de no hacer nada potencialmente te deja sin puerto en la tormenta si se revoca ACA legalmente”, dijo Rosen. “Pero una versión más limitada, que es lo que apoyan la mayoría de los republicanos, es probable que se encuentre en las mismas circunstancias. No importa lo que diga el presidente, nunca será suficiente para los demócratas”.
Blendon, el analista de encuestas de opinión, señaló una incógnita adicional: qué demócrata ganará la nominación, y qué tipo de cobertura respaldará.
Aunque los republicanos están divididos en cuanto a cómo abordar los problemas de salud, también lo están los demócratas.
“Si están leyendo los mismos datos de las encuestas que yo, tendrían propuestas serias para reducir los costos de medicamentos y hospitales, pero no ofrecerían un plan nacional de salud”, puntualizó Blendon.
El ala más progresista de los demócratas, encabezada por los senadores Bernie Sanders de Vermont y Elizabeth Warren de Massachusetts, quiere Medicare para Todos, lo que esencialmente eliminaría la cobertura privada y laboral. Encuestas recientes han mostrado que los votantes no están dispuestos a perder el seguro privado.
El centro del partido, dirigido por el ex vicepresidente Joe Biden, quiere mantener ACA, pero aplicar “correcciones” para hacer que el seguro que compran individuos sea más asequible.
“Si el candidato demócrata se postula para mantener ACA, el republicano tendrá que tener una alternativa”, dijo Blendon. Pero si el nominado apoya Medicare para Todos, predice simplemente una “anti-campaña” republicana que apunta a la idea de la opción demócrata es inviable, socialista, o un peligro para Medicare.