El gobernador Gavin Newsom fue el primero en declarar un confinamiento a nivel estatal, marcando la pauta para la nación, al ordenar, el 19 de marzo, que la mayoría de los 40 millones de californianos se quedaran en sus casas para frenar la propagación del COVID-19.
Los gobernadores que al principio se habían resistido, siguieron rápidamente su ejemplo, incluyendo al gobernador de Nueva York Andrew Cuomo.
Pero una semana después de la orden, a los epidemiólogos que rastrean las tasas de contagio en California y en todo Estados Unidos les preocupa que el confinamiento, o “shelter-in-place”, de Newsom pueda ser menos eficaz para controlar las nuevas infecciones si no se hace cumplir con mayor rigor.
Legisladores locales y funcionarios de salud pública comparten esta preocupación y algunos ya han instrumentado medidas policiales.
El enfoque de no intervención de Newsom en la aplicación de la ley, que recurre a la presión social como principal herramienta para persuadir a las personas, amenaza con ralentizar el progreso de California en la reducción de la tasa de nuevas infecciones por COVID-19 para que los hospitales no se vean desbordados. Y puede aumentar el tiempo que los californianos deban permanecer en casa, dicen.
“Cuando se ven fotografías de estaciones de esquí en las montañas de California abarrotadas, uno se pregunta si no deberían adoptar un enfoque más agresivo”, dijo el doctor Sten Vermund, epidemiólogo de enfermedades infecciosas y decano de la Escuela de Salud Pública de Universidad de Yale.
“Puede que el 98% de la población sea responsable, pero el 2% que es irresponsable se convierte en un foco de transmisión para todos los demás”.
El nuevo coronavirus ha infectado a más de 69,000 personas en los Estados Unidos y ha matado a más de 925 hasta las 12 pm del jueves 26 de marzo. En California, que tiene el mayor número de casos en el país después de Nueva York y Nueva Jersey, la enfermedad afecta a casi 3,000 personas y ha matado al menos a 65.
Los funcionarios locales temen que esas cifras aumenten si no hay una estrategia clara y rigurosa de aplicación de la ley por parte del estado. Y en ausencia de una estrategia estatal uniforme, algunas ciudades y condados han tomado medidas por su cuenta.
El muelle de Santa Mónica está cerrado y los parques del condado de Marin están cerrados. El oficial de salud pública del condado de Lake, Gary Pace, cerró los hoteles y prohibió actividades recreativas como la navegación en el lago Clear, un bullicioso centro vacacional en la zona rural del norte de California.
“He estado observando lo que sucede en China e Italia y en el área de la Bahía y, ahora, en Nueva York, por lo que mi estrategia es ser lo más agresivo posible en términos de prevención”, explicó Pace. “Cuanto menos espacio dejemos, más éxito tendremos”.
Durante el fin de semana, poco después de que Newsom emitiera su orden, las playas se abarrotaron de gente a lo largo de la costa de California, desde Malibú hasta la escarpada costa de Sonoma. Los parques estaban atestados de visitantes y los mercadillos de productos agrícolas estaban llenos de compradores.
“Esto no es una broma”, advirtió el senador estatal demócrata Mike McGuire, que representa a la Costa Norte. “Las multitudes que vimos en la costa de los condados de Sonoma y Marin fueron el equivalente a la fiesta del 4 de julio, que es la mayor fiesta en la playa del norte de California”.
A pesar de esta actividad, Newsom insiste en que la presión social, y los recordatorios amistosos para mantener al menos 6 pies de distancia entre las personas, serán suficientes para frenar el coronavirus.
“Cuento con la presión social, no con la aplicación de la ley”, dijo durante una llamada a la prensa el sábado 21 de marzo.
Newsom expresó que necesita tiempo para convencer a la población de que debe hacer cambios drásticos en su comportamiento. E hizo públicas las proyecciones, en el peor de los casos, de este mes que indican que, si no se toman medidas, el 56% de la población — 25,5 millones de personas — podría contraer el virus.
El gobernador demócrata, en su primer mandato, tampoco ha dado una fecha de finalización de la orden, diciendo que sería irresponsable hacerlo dada la incertidumbre que se avecina.
Newsom cuenta con autoridad para hacer cumplir su orden, incluyendo el uso de las fuerzas del orden para emitir citaciones y acusar a los infractores de delitos menores.
Al declarar una emergencia estatal, también activó los poderes del estado en virtud de la ley conocida como Emergency Services Act, que otorga al gobernador amplia autoridad para hacer, llevar a cabo y obligar al cumplimiento de las órdenes de emergencia, según explicaron expertos en derecho constitucional del estado.
La ley “permite al gobernador reunir y desplegar todos los recursos del estado para combatir la crisis y emitir las órdenes necesarias”, dijo, en un correo electrónico, Stephen Duvernay, abogado e investigador principal del Centro de la Constitución de California en la Facultad de Derecho de la Universidad de California-Berkeley.
El lunes 23, Newsom se comprometió a aumentar la presencia de patrullas en parques estatales con la capacidad de imponer multas, después de ordenar el cierre de algunos estacionamientos en parques concurridos.
“No sólo tenemos que hacer cumplir la ley de manera tradicional”, dijo. “No quiero que la gente piense que vamos a tener puestos de control en cada parte de este estado”.
Las ciudades y los condados también tienen un poder importante para hacer cumplir las órdenes de salud pública estatales y locales.
Los funcionarios de salud pública de California, que representan a 58 condados y tres ciudades, tienen “poderes de policía estatal” para implementar las órdenes de salud pública, señaló el doctor Tomás Aragón, un veterano funcionario de salud pública de San Francisco.
“Tenemos la autoridad legal para hacer lo que sea necesario para interrumpir la propagación de enfermedades contagiosas”, explicó. “El estado tiene la autoridad final, y podrían decirnos ‘No, no hagan eso’, pero nos han estado proporcionando orientación y al mismo tiempo pidiendo nuestras recomendaciones”.
Aragón reconoció que Newsom tiene razón. La aplicación de la ley debe ir acompañada de la educación pública, dijo.
“Al final del día, tienes que ganarte a la población”, dijo. “Así que tiene que haber alguna presión social para que esto funcione”.
Por orden de los jefes de policía de la ciudad, los sheriffs de los condados y los funcionarios de salud pública, los organismos encargados de hacer cumplir la ley están aumentando las patrullas y dijeron que no descartaban la posibilidad de emitir citaciones.
Por ejemplo, el Departamento de Policía de San José está desplegando oficiales para perseguir a los infractores.
Cuatro patrullas de policía, con dos agentes por auto, patrullan regularmente las calles, en busca de personas y negocios que quebranten la orden de permanencia en el hogar del condado de Santa Clara, modelo ampliamente adoptado en toda la zona de la Bahía que sigue vigente, además de la orden estatal.
“Nuestros oficiales ya han informado a varios negocios”, comentó Gina Tepoorten, portavoz del Departamento de Policía de San José. “No han emitido citaciones por el momento”.
La policía de San Francisco también está alertando a la gente sobre las nuevas reglas, pero adoptando un enfoque de educación primero. El portavoz del departamento Adam Lobsinger explicó el mensaje de la ciudad a los residentes y negocios: “La ordenanza de salud pública permite la aplicación de la ley en caso de incumplimiento, pero con su continua cooperación nunca tendremos que ejercer esa opción”.
Newsom, mientras tanto, podría enfrentar una creciente presión para implementar con más fuerza su orden estatal.
“Creo que está haciendo pasos progresivos y escalonados, pero no puedes hacer eso por mucho tiempo”, apuntó el legislador de la Asamblea estatal Rob Bonta (demócrata de Alameda). “Sin duda el liderazgo necesita ser presionado”.
Esta historia de KHN se publicó primero en California Healthline, un servicio de la California Health Care Foundation.