En un informe histórico, científicos han avalado tres estrategias para prevenir la demencia y el deterioro cognitivo asociados con el envejecimiento normal: ser físicamente activos, estimular al cerebro, y controlar la hipertensión.
Esta es la primera vez que expertos convocados por las National Academies of Sciences, Engineering and Medicine (NAS) consideran evidencia científica lo suficientemente fuerte como para sugerir que es posible prevenir la demencia y el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Hace siete años, en un informe separado publicado por la Agency for Healthcare Research and Quality, científicos dijeron que no podían recomendar ninguna intervención para prevenir o frenar el deterioro cognitivo, porque la ciencia de vanguardia en ese momento no ofrecía suficiente apoyo.
Ahora, hay un cuerpo considerablemente más grande de investigaciones. Y aunque los hallazgos aún están lejos de ser definitivos, “encontramos evidencia alentadora que apoya el valor de varias intervenciones”, dijo Story Landis, vicepresidenta del panel de 17 miembros que preparó el informe y directora emérita del National Institute of Neurological Disorders and Stroke.
Eso no significa que estas estrategias protegen ciento por ciento la salud del cerebro. “Usted puede hacer todo bien y aún padecer demencia más tarde en la vida”, dijo Kenneth Langa, miembro del panel y profesor de medicina interna, gerontología y gestión de la salud en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan.
Tampoco significa que éstas son las únicas intervenciones prometedoras. También es importante controlar la depresión, la diabetes y el colesterol alto, participar en actividades sociales, dormir adecuadamente, mantener una dieta saludable, y recibir suficiente vitamina B12 y ácido fólico, aunque se necesita más investigación antes de que estas estrategias puedan ser formalmente recomendadas, según el informe de la NAS.
Tomar acciones sobre los factores de estilo de vida que aumentan el riesgo de deterioro cognitivo podría ayudar a prevenir más de un tercio de los casos de demencia en todo el mundo, de acuerdo con otro análisis publicado en The Lancet.
El panel de la NAS propuso que sus conclusiones fueran compartidas con el público y los médicos, y enfatizó en la necesidad de generar una campaña de salud pública, y promover nuevas investigaciones.
A continuación, se presentan las ideas del informe, basadas en entrevistas con miembros del panel y otros expertos:
Las estrategias funcionan en algunos casos, no en todos
A medida que la gente envejece, el procesamiento mental se vuelve más lento y la memoria se vuelve menos confiable, una condición normal conocida como deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Dos de las intervenciones recomendadas en el informe de la NAS -entrenamiento del cerebro y actividad física- parecen tener el potencial de retrasar este tipo de deterioro. Pero no hay pruebas de que puedan prevenir la demencia o deterioro cognitivo leve, una condición intermedia que a veces es el primer paso hacia la demencia.
Manejar la presión arterial alta es la única estrategia que tendría el potencial para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer. Pero no se demostró que tuviera un impacto en el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Según Ronald Petersen, miembro del panel de la NAS y director del Centro de Investigación del Alzheimer de la Clínica Mayo, una vez que se detecten los signos distintivos de la condición -particularmente las placas beta amiloides y los mudos llamados “tau” en el cerebro- algunas intervenciones podrían ya no ser efectivas.
Comenzar temprano
Ahora se sabe que los cambios biológicos asociados con el Alzheimer y las demencias comienzan una década o más antes de que cualquier síntoma se haga evidente. Así que es mejor hacer los cambios de estilo de vida que se recomiendan temprano, y sostenerlos con el tiempo.
“Realmente se necesita comenzar con la prevención en personas que no muestran ningún signo de la enfermedad, cuando están en la década de los 40”, dijo Jeffrey Keller, director del Instituto para la Investigación y Prevención de la Demencia de la Universidad Estatal de Louisiana.
El control de la presión arterial alta, una estrategia que ayuda a preservar la salud de los vasos sanguíneos en el cerebro, es más eficaz si se comienza a mediana edad, explicó el informe de la NAS. Pero si usted ya llegó a los 65 años y su presión arterial no está bien controlada, todavía se aconseja tratarla, dijo Landis.
Lo mismo se aplica a la actividad física: es mejor comenzar antes, pero ser activo más adelante en la vida sigue siendo bueno para su salud. A pesar de que aún no se sabe qué tipo de actividad es más beneficiosa para el cerebro, caminar a paso acelerado durante 150 minutos a la semana o unos 20 minutos al día es una buena idea, dijo Petersen.
Sobre entrenamiento cognitivo
Probablemente el mejor entrenamiento cognitivo que pueda obtener es una buena educación y estimulación mental continua. “Hay cada vez más evidencia de que es importa cómo desafía a su cerebro a lo largo de la vida”, señaló Langa, cuya investigación ha documentado una disminución de las tasas de demencia en los países de altos ingresos en los últimos 25 años.
Pero el impacto de la educación sobre la salud del cerebro es muy difícil de cuantificar. Por eso, el panel de la NAS respaldó el estímulo cognitivo en base al Entrenamiento Cognitivo Avanzado para Adultos Mayores Independientes y Vitales (ACTIVE), una investigación que estudió a varios miles de adultos mayores en el transcurso de 10 años.
ACTIVE tuvo capacitadores certificados trabajando con personas de la tercera edad en sesiones de grupos pequeños en varios ejercicios cognitivos durante 10 sesiones que duraban una hora o más durante cinco a seis semanas. La retroalimentación fue una parte esencial de la intervención y se ofrecieron sesiones de refuerzo. A los 10 años, hubo pruebas de un efecto positivo en la independencia de las personas mayores y la capacidad de realizar tareas diarias.
Pero como todavía hay muchas preguntas por responder, combinar estrategias parece ser, según los expertos, la opción más razonable. “El cerebro es complicado y su respuesta a las intervenciones es compleja”, dijo Langa. “Por lo tanto, cuantas más estrategias utilice para tratar de mejorar la salud cerebral a largo plazo, mayor probabilidad hay de que funcionen”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.