A medida que los niños comienzan el nuevo año escolar, el número de casos de sarampión en Nueva York se ha estado reduciendo lentamente. Las autoridades declararon la semana del 1 de septiembre que el brote en la ciudad de Nueva York, que afectó en gran medida a las familias judías ortodoxas que evitaron las vacunas, terminó.
Pero a pesar que el brote de Nueva York, que hasta la fecha en 2019 ha enfermado a casi 900 personas y representó las tres cuartas partes de todos los casos en todo el país, finalmente puede estar desapareciendo, los requisitos de vacunación escolar siguen siendo un tema polémico.
En junio, el gobernador Andrew Cuomo firmó una legislación que deroga las exenciones de vacunación religiosa en las escuelas. Además, el mes pasado, funcionarios estatales endurecieron las reglas que permiten que los médicos otorguen exenciones de las vacunas escolares por razones médicas.
“La vacunación es de vital importancia, no puedo enfatizarlo lo suficiente”, dijo el doctor Aaron Glatt, jefe de enfermedades infecciosas y epidemiólogo del Hospital de South Nassau Communities Hospital en Long Island, quien también es rabino. “Dicho esto, no me gusta cuando el gobierno se involucra en la religión de las personas. Pero no digo que no fuera necesario”.
Muchos de los casos de sarampión han ocurrido entre familias judías ortodoxas en la ciudad de Nueva York y en los suburbios del condado de Rockland, cuyos hijos asisten a escuelas religiosas.
En abril, el Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York anunció que los yeshivas de Brooklyn y las guarderías que sirven a la comunidad judía ortodoxa deben excluir a los niños no vacunados o la escuela podría enfrentar multas o incluso el cierre. Posteriormente, el alcalde, Bill de Blasio, declaró una emergencia de salud pública en partes de Brooklyn y amenazó con multas de $1,000 para personas que podrían haber estado expuestas a pacientes infectados y que no hubieran recibido la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola.
Como resultado, se cerraron 12 escuelas, guarderías u otros programas, y otros recibieron multas, dijo el doctor Demetre Daskalakis, subcomisionado de control de enfermedades del departamento de salud de la ciudad. Además, cientos de personas recibieron avisos de violaciones por no haber sido vacunados. Algunos de los casos se desestimaron y otros pagaron la penalidad, dijo.
De cara al nuevo año escolar, todas las escuelas han reabierto con planes de acción, agregó. A principios de septiembre, funcionarios rescindieron la orden de emergencia y levantaron los requisitos de exclusión escolar.
Cada estado permite exenciones médicas a los requisitos de vacunación escolar, y 15 los permiten por razones filosóficas, según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales. Con el cambio en su ley, Nueva York se une a cuatro estados que no permiten exenciones religiosas: California, Maine, Mississippi y West Virginia.
Este año, se reportaron 1,215 casos de sarampión en 30 estados hasta el 22 de agosto, la cifra más alta desde 1992, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
No hubo nuevos casos de sarampión en agosto en la ciudad de Nueva York, en donde se registraron casi dos tercios de los casos del estado. Sí se reportaron diez nuevos casos fuera de la ciudad, dijo Jill Montag, vocera del Departamento de Salud estatal.
“Somos cautelosamente optimistas”, dijo Daskalakis.
La fe judía no desalienta las vacunas.
“El sarampión no es un problema religioso”, dijo Glatt. “No creo que ninguna religión se oponga a las vacunas desde un punto de vista religioso”.
Aun así, 26.217 estudiantes en escuelas públicas, privadas y religiosas, centros de cuidado infantil, guarderías y programas de prekindergarten tuvieron exenciones religiosas a los requisitos de vacunación en el año escolar 2017-18, según el departamento de salud del estado. Otros 4.571 tuvieron exenciones médicas.
El sarampión es altamente contagioso. Gotas de una persona infectada pueden permanecer en el aire o en una superficie durante horas. El 90% de las personas expuestas y susceptibles a la enfermedad la desarrollarán. Las complicaciones del sarampión pueden ser graves, como neumonía y encefalitis.
Cuando un gran número de personas en una comunidad están inmunizadas contra una enfermedad contagiosa como el sarampión, la enfermedad no se puede transmitir fácilmente de persona a persona, lo que se define como “inmunidad colectiva”. Incluso las personas que no están vacunadas son menos propensas a infectarse porque están rodeadas de personas protegidas.
Para lograr la inmunidad colectiva contra el sarampión, aproximadamente del 90% al 95% de las personas deben ser inmunes. En 2017, el nivel general de cobertura de la vacuna fue del 92.7% para niños entre 19 y 35 meses, según los CDC. Pero la tasa varió, y 11 estados tuvieron niveles inferiores al 90%.
Los programas de vacunación generalizados fueron altamente efectivos para reducir la cantidad de infecciones, que llegaron a ser de hasta 4 millones de personas al año antes que se introdujera la vacuna en 1963. En 2000, se consideró que la enfermedad había sido eliminada en los Estados Unidos.
Pero el sarampión ha retrocedido en los últimos años, ya que más personas están cuestionando la necesidad de vacunar, principalmente en base a afirmaciones sin sostén científico de que las vacunas causan problemas de salud en lugar de prevenirlos.
Las objeciones a la vacunación se deben principalmente al miedo más que a la religión, explicó el doctor Arthur Fougner, presidente de la Sociedad Médica del Estado de Nueva York, una organización de médicos que ejercen en el estado.
Si bien la Constitución de los Estados Unidos protege el libre culto, el estado tiene un gran interés en proteger la salud y la seguridad públicas, incluso excluyendo a niños de la escuela si no han recibido las vacunas requeridas.
Después que Cuomo firmó la ley derogando la exención religiosa, dos abogados que representan a 55 familias en Nueva York cuyos hijos recibieron exenciones religiosas presentaron una demanda en la Corte Suprema del estado, desafiando la constitucionalidad de la ley.
Uno de los abogados, Robert F. Kennedy Jr., es miembro de la prominente familia demócrata de políticos y un conocido activista antivacunas que ha difundido teorías extensamente refutadas sobre los vínculos de la vacuna con el autismo, entre otras cosas. El otro abogado, Michael Sussman, se especializa en derechos civiles.
Denise Hartman, jueza de la Corte Suprema del estado, falló contra los demandantes hace pocos días.
Sussman dijo que apelaría la decisión, solicitando “una audiencia lo más pronto posible”.
Mientras tanto, los niños que no están vacunados tienen 14 días a partir del primer día de clases para recibir la primera dosis de las vacunas requeridas y 30 días para programar citas de seguimiento.