Hace poco fui cojeando a la farmacia para retirar una receta de analgésicos, después de una cirugía menor de rodilla, para descubrir que el farmacéutico aún no tenía lista la medicación. Según me explicó, la orden de mi doctor de 90 pastillas de Percocet genérico excedía el número que mi aseguradora aprobaría. Minutos después, salí de la farmacia con un frasco que contenía un número más pequeño.
Cuando llegué a casa y lo abrí para tomar una píldora, descubrí que tenía solo 42.
Me sentía dolorida, con la rodilla rígida después que el ortopedista extrajo pequeños pedazos de hueso sueltos y cartílago de mi rodilla izquierda. Pero en una escala de dolor de 0 a 10, sentía 4 como máximo. Probablemente podría haber sobrevivido con una droga mucho menos potente que el Percocet, que contiene una combinación del opioide oxicodona y del analgésico acetaminofeno, el ingrediente activo del Tylenol de venta libre.
Cuando fui a mi cita de seguimiento una semana después de la cirugía, le pregunté a mi ortopedista sobre esas 90 píldoras.
“Si te sometieran a una cirugía real, como un reemplazo de rodilla, no pensarías que son demasiadas”, dijo, y agregó que el sistema de prescripción electrónico establece el valor, predeterminado, en 90. Cuando se ingresa una receta para Percocet, esa es la cantidad que ordena el sistema.
Estos pedidos estándar pueden anularse, pero es un paso adicional que lleva demasiado tiempo para un médico ocupado.
Mientras los funcionarios de salud pública intentan frenar la creciente epidemia de opioides, que según estadísticas federales se cobra 91 vidas cada día, la prescripción excesiva de narcóticos después de una cirugía menor es objeto de nuevo escrutinio.
Aunque hoy en día a los pacientes se les administran opioides para tratar el dolor postoperatorio, un gran suministro de píldoras puede abrir la puerta al abuso, ya sea de los propios pacientes u otras personas de la familia o la comunidad que tienen acceso a las pastillas sobrantes.
Las recetas posquirúrgicas para 45, 60 o 90 píldoras son “increíblemente comunes”, dijo el doctor Chad Brummett, anestesiólogo y especialista en dolor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan.
El año pasado, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron una guía general que decía que los médicos que recetan opioides para tratar el dolor agudo deberían usar la dosis efectiva más baja y limitar la duración a no más de siete días.
Pero se necesita una guía más detallada, dicen los médicos.
“Realmente no hay directrices claras, especialmente para la cirugía y la odontología”, dijo Brummett. “A menudo se basa en lo que te enseñaron, o en un evento en tu carrera que te llevó a recetar una cierta cantidad”. O, como en mi caso, un programa automatizado que hace que recetar más píldoras sea más simple que prescribir menos.
Brummett es codirector de un programa de Michigan que ha publicado recomendaciones para la prescripción de opiáceos posquirúrgicos para una creciente lista de procedimientos.
Para determinar hasta qué punto la cirugía puede llevar al uso de opioides a largo plazo, Brummett y sus colegas examinaron los reclamos de seguro de 36.177 adultos que se sometieron a cirugías en 2013 o 2014, luego de las cuales recibieron una receta de opiáceos. Ninguno de los pacientes había tenido recetas de opioides durante el año anterior.
El estudio, publicado en línea en JAMA Surgery, halló que de tres a seis meses después de la cirugía, aproximadamente el 6% de los pacientes seguían usando opioides y habían retirado al menos una nueva receta para el medicamento. Las cifras fueron similares ya sea que hubieran tenido una cirugía mayor o menor. En comparación, la tasa de uso de opiáceos para un grupo de control que no había tenido una cirugía fue de solo 0,4%.
Algunas aseguradoras y reguladores estatales han estado interviniendo cada vez más para limitar las recetas de opiáceos. Las aseguradoras monitorean rutinariamente los patrones de prescripción y limitan la cantidad de pastillas o la dosificación de opioides, dijo Dania Palanker, profesora asistente de investigación en el Centro de Reformas de Seguros Médicos de la Universidad de Georgetown, quien es coautora de un estudio sobre la respuesta de las aseguradoras a la crisis de los opioides.
Al menos dos docenas de estados han aprobado leyes o normas en los últimos años con la meta de regular su uso.
En Nueva York, mi estado, el gobernador Andrew Cuomo firmó el año pasado una legislación que redujo el límite inicial de las recetas de opioides para el dolor agudo de 30 días a no más de un suministro de siete días.
Sin embargo, como lo demostró mi experiencia, un límite de siete días (esas 42 píldoras en mi caso) aún puede resultar en que los pacientes reciban muchas más píldoras de las que necesitan. (Para aquellos que se encuentran en una situación similar, con un exceso de píldoras, ésta es la forma segura y adecuada de deshacerse de ellas).
Aun así, algunos cuidadores y pacientes se preocupan por que todo este enfoque en la prescripción excesiva pueda asustar a los médicos y llevarlos a no recetar opioides, incluso cuando sean apropiados.
“Esa es mi preocupación, que la gente tenga tanto miedo que se llegue al extremo que sufra la atención del paciente”, dijo el doctor Edward Michna, anestesiólogo y especialista en manejo del dolor del Hospital Brigham and Women’s de Boston, quien forma parte del consejo de administración de la American Pain Society, un grupo de investigación y educación para profesionales del manejo del dolor. Michna ha sido consultor remunerado de varias compañías farmacéuticas, algunas de las cuales producen narcóticos.
Pero otros médicos dicen que una de las razones por las que se hacen recetas de muchas píldoras es la propia conveniencia.
“Escuchas cosas como ‘me gusta recetar 30 o 60 pastillas porque de esa manera no van a llamar en el medio de la noche'” por una nueva receta, dijo el doctor Martin Makary, profesor de cirugía y política de salud en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
Makary lidera un consorcio de médicos y pacientes de Hopkins que proporciona directrices específicas para el uso de opioides posquirúrgicos. El programa, parte de u
n esfuerzo mayor para identificar áreas de tratamiento excesivo en la atención médica, también identifica a los profesionales de salud que recetan de manera atípica en todo el país para alentarlos a cambiar sus hábitos de prescripción.
El grupo de Hopkins no tiene una recomendación sobre un opioide para mi cirugía. En su sitio web, el procedimiento más cercano es la cirugía artroscópica para extirpar parcialmente un trozo de cartílago roto en la rodilla llamado menisco. La recomendación de opioides después de la cirugía: 12 tabletas.