Uno de cada cinco adultos de California, con niños viviendo en sus casas, fueron golpeados, pateados o abusados físicamente cuando eran niños, y uno de cada 10 fue abusado sexualmente, según datos publicados recientemente por una fundación de salud infantil.
“Creo que probablemente sea un estimado bajo”, dijo Cassandra Joubert, directora del Central California Children’s Institute en la California State University, en Fresno. “Creo que este tipo de eventos entre familias son silenciosos, se esconden bajo la alfombra, realmente no se habla sobre ellos”.
Concentrarse en el abuso que los padres han experimentado es esencial para interrumpir el ciclo del trauma, dijo Joubert. Los adultos que fueron abusados o descuidados cuando niños a menudo terminan emulando a sus propios padres.
“Es casi un efecto de espejo”, dijo Joubert.
La información fue dada a conocer recientemente por kidsdata.org, un programa de la Lucile Packard Foundation for Children’s Health, con sede en Palo Alto, coincidiendo con una conferencia reciente sobre experiencias adversas de la infancia, en San Francisco.
Otros hallazgos notables: el 36 por ciento de los adultos con niños viviendo en sus hogares experimentaron abuso verbal cuando eran niños; el 19 por ciento presenció violencia doméstica. En algunos condados, incluyendo San Bernardino, Contra Costa y Riverside, una quinta parte de los adultos que tienen niños en sus hogares reportaron haber experimentado al menos cuatro diferentes experiencias infantiles adversas cuando estaban creciendo. Esas experiencias pueden incluir abuso físico, sexual y verbal, el divorcio de los padres, y vivir con alguien que sufre de enfermedad mental o que abusa de drogas o alcohol.
Los hallazgos provienen de datos recogidos en una encuesta del Public Health Institute. Marta Induni, directora del programa de investigación en el Survey Research Group del instituto, supervisó la encuesta a cerca de 28.000 residentes de California. Dijo que se sintió particularmente conmovida por la cantidad de personas que le agradecieron por preguntarles sobre experiencias de la infancia dolorosas, y a menudo estigmatizadas.
“Creo que esto habla de la importancia de poner este tema en el lenguaje común: ‘hablemos de esto’”, dijo.
Un proyecto de ley para expandir los servicios de salud mental en las escuelas se frenó en el Comité de Apropiaciones del Senado este verano, porque no incluía una forma de financiar los servicios adicionales. Un vocero del asambleísta Rob Bonta (demócrata de Oakland) dijo que Bonta puede proponer que el presupuesto estatal incluya fondos adicionales para los servicios expandidos.
Wendy Davis, de 40 años y residente de Clovis, quien trabaja con Joubert como coordinadora de entrenamiento en el Central California Children’s Institute, conoce de primera mano el efecto que el trauma infantil puede tener en la crianza de los hijos.
A los 5 años, Davis llegó a los Estados Unidos desde El Salvador con tres de sus hermanos y su madre soltera. La familia era “muy, muy pobre”, dijo Davis. Su madre casi siempre estaba trabajando, y estaba constantemente estresada y frustrada, dijo.
“Ella apenas estaba alrededor”, dijo Davis. “Lo poco que estaba, no era agradable”.
Davis dijo que fue abusada emocional y físicamente mientras estaba creciendo, y fue testigo de violencia doméstica contra otros en su casa. Fue molestada sexualmente por personas que fluctuaban dentro y fuera de la casa, agregó.
A los 18 años, Davis dio a luz a su primer hijo, Alex. Ahora tiene cuatro hijos, con edades entre los 6 y 21 años. Después de que naciera su hijo Tye, Davis pasó un mes en el hospital con graves problemas de salud. Cuando regresó a casa, experimentó una depresión postparto severa y no quería tener a Tye, ni estar cerca de él. Ella lo culpó por la enfermedad que había sufrido después de que él naciera.
Cuando Tye tenía cuatro meses, Davis buscó ayuda. Comenzó a tomar medicación y a ir a terapia. Allí, fue capaz de reconocer lo profundamente que su infancia problemática la había impactado. Finalmente comenzó a unirse a Tye. Hoy, dijo, ella y su hijo más chico son “inseparables”.
“Ha ayudado tremendamente”, dijo. Ojalá lo hubiera hecho mucho antes.
Mark Cloutier, director ejecutivo del Center for Youth Wellness, dijo que los datos refuerzan lo crucial que es para los pediatras examinar a los niños – e incluso a sus cuidadores – para (detectar) la exposición a experiencias pasadas traumáticas. A menudo, esas experiencias llevan no sólo a desórdenes de salud mental, sino también a enfermedades físicas crónicas agudas, dijo.
“Es importante que los padres entiendan y aborden sus propias experiencias en la infancia como una forma de bloquear la transmisión a sus hijos”, dijo Cloutier.
Kendra Rogers, directora general para política de la primera infancia en el grupo Children Now, llamó a los datos “tristes y frustrantes”.
“Les fallamos a estos niños hasta que cumplan 18 años y luego los culparemos y los criticaremos”, dijo.
Señaló una serie de prescripciones de políticas, que van desde la financiación de más programas de crianza de los hijos a apuntalar los servicios de salud mental.
“Tenemos graves traumas y violencia en nuestra historia”, dijo. “Cuanto más los abordemos, mejor podremos ser”.