Una propuesta legislativa para restringir la recolección de leche humana de las compañías con fines de lucro en California está generando un debate enérgico sobre la ética de pagar en efectivo a las madres lactantes.
El debate se origina en la controversia entre los bancos de leche materna humana sin fines de lucro y las corporaciones biomédicas con fines de lucro, que son nuevas en este campo.
Desde mediados de los 70, una red de bancos de leche sin fines de lucro ha instado a las mujeres a donar su leche materna extra con el fin de alimentar a los bebés prematuros en las unidades de neonatología de los hospitales. Cerca de 10 años atrás, Prolacta Bioscience Inc., una empresa privada con fines de lucro, comenzó a recolectar leche materna humana y a fabricar una variedad de productos derivados, los que vende a unidades de cuidado intensivo neonatal en todo el país.
Los bancos de leche materna humana sin fines de lucro se preocupan de que empresas como Prolacta estén reduciendo un suministro ya escaso, y que engañen a las madres haciéndoles creer que sus donaciones son con fines altruistas. En el último par de años, algunas de estas compañías comenzaron a pagarles a las mujeres por su leche materna en lugar de buscar donaciones gratis, un movimiento que para los que abogan por la donación sin fines de lucro apunta, y explota, a las mujeres de bajos ingresos.
“Pagar a las madres por su leche materna ofrece un incentivo perverso para las mujeres de bajos ingresos, para vender su leche en vez de alimentar a sus bebés”, dijo Laurie True, directora de la Iniciativa de Defensa Política (Policy Advocacy Initiative), de la Universidad de California, en Berkeley. “Sería muy fácil para una mujer ir al WIC, obtener su fórmula y continuar extrayéndose leche, y entonces venderla”, dijo True, refiriéndose al Mujeres, Bebés y Niños (Women, Infants and Children), un programa federal que provee ayuda nutricional a madres de escasos recursos.
Un proyecto de ley, auspiciado por la senadora Lois Wolk (demócrata de Davis), tiene como meta regular esta industria biomédica emergente. La semana pasada, el Comité de Salud del Senado (Committee on Health) lo aprobó después de incluir algunas modificaciones y lo envió al Comité de Apropiaciones (Committee on Appropriations).
Previo al voto del comité de salud, Wolk expresó preocupación de que la comercialización de leche humana pudiera llevar a un “reclutamiento depredador” de madres lactantes con bajos ingresos, “particularmente en comunidades de color”. Su proyecto de ley, dijo, establecería “severos, éticos estándares de operación para la industria de bancos de leche materna emergentes”, y ayudaría a asegurar que “todos los recién nacidos tengan acceso a leche materna durante los primeros críticos meses de sus vidas, más allá del ingreso de sus familias”.
El proyecto de Wolk requeriría a las empresas con fines de lucro informar a las mujeres donantes para qué es usada su leche materna. También prohibiría a las empresas con fines de lucro recolectar leche de madres en los primeros 90 días después de dar a luz, con el fin de asegurar que alimenten a sus bebés adecuadamente antes de vender cualquier excedente. Un borrador anterior del proyecto de ley habría requerido a las empresas esperar 180 días, pero el comité de salud redujo el tiempo a la mitad.
Para asegurar que no haya confusión sobre el ánimo de lucro que motiva a estas empresas, no tendrían permitido usar el término “beneficio de la comunidad” para describir sus actividades de negocios.
Kimberly Capwell, una vocera de Prolacta, dijo que todos los bancos de leche de la compañía están “claramente marcados” y que las donantes deben firmar un formulario indicando que entienden que se trata de una compañía con fines de lucro.
Prolacta, con sede en City of Industry, se opone al proyecto de ley de Wolk. La compañía dice que provee un producto vital que ha salvado a unos 2.000 bebés de una mortal enfermedad intestinal que afecta a los bebés prematuros.
Su producto estrella, una fórmula para bebés a $180 la onza, derivada de la leche materna humana y fortificada con nutrientes agregados, es la única en el mercado para los bebés muy prematuros, los que nacen con menos de 3 libras, y que necesitan más nutrientes que la leche materna estándar puede proporcionar.
El producto sólo se vende bajo receta y un bebé consumirá en promedio de $200-$300 por día, o alrededor de $10.000 por una estadía de 90 días en cuidado intensivo, dijo Capwell. Prolacta paga a las madres $1 la onza por su leche materna o dona el dinero a su caridad favorite.
La cantidad de leche materna que una madre puede extraer en un día —y en consecuencia la cantidad de dinero que potencialmente podría ganar vendiéndola— varía ampliamente.
Los doctores recomiendan que los bebés consuman alrededor de 30 onzas al día en los primeros meses. Muchas madres producen más que eso, y pueden almacenar el exceso en el freezer. También pueden amamantar por años después del embarazo, de manera que, a medida que el niño crece y comienza a comer otros alimentos, la mamá podría vender o donar más de su leche.
En el más extremo escenario —uno que el proyecto de ley de Wolk busca evitar— una madre podría alimentar a su hijo sólo con fórmula y reservar hasta 40 onzas de leche materna cada día por años. A esa velocidad, posiblemente podría sacar provecho de la leche por cerca de $15.000 anualmente.
Prolacta opera una planta de procesamiento de leche humana de 67,000 pies cuadrados que puede almacenar hasta 1.7 millones de onzas (50.156 litros), y está construyendo dos plantas más en Duarte, California. La compañía procesó 2,4 millones de onzas de leche en 2014, y fue por el objetivo de 3,4 millones en 2015, de acuerdo al análisis del proyecto de ley de Wolk del Comité de Salud del Senado.
Scott Elster, CEO de Prolacta, se quejó en una carta a Wolk antes del voto del comité de salud, de que su proyecto de ley “está diseñado para atacar injustamente” y “penalizar a las empresas como Prolacta”, poniendo a las empresas con fines de lucro en una “desventaja injusta ante las organizaciones no lucrativas”.
Dijo que la compañía todavía está sopesando el impacto potencial del período de espera de 90 días después del parto propuesto, pero advirtió que una reducción en el suministro de leche podría “poner en peligro las vidas de frágiles bebés prematuros”.
Elster dijo que Prolacta ya tiene un sistema en curso para garantizar que las madres que venden su leche no estén privándosela a sus propios bebés. La compañía, dijo, requiere que la madre obtenga una nota del doctor cada cuatro meses atestiguando que está saludable y que su bebé está teniendo toda la leche que él o ella necesita para un adecuado crecimiento y desarrollo.
“Esta medida de seguridad previene que las mamás donen su propia leche a Prolacta en vez de alimentar a sus propios niños”, escribió Elster.
La Coalición Nacional por la Salud Infantil (National Coalition for Infant Health) también se opone al proyecto de ley.
“Este mandato arbitrario de donación del proyecto de ley no está basado en evidencia y pone en peligro el suministro de leche humana de donantes y la producción de suplementos nutricionales clave para estos niños más vulnerables”, dijo Susan Hepworth, directora de la Coalición Nacional para la Salud Infantil (National Coalition for Infant Health).
Una docena de organizaciones apoya el proyecto de ley, incluyendo la Academia Americana de Pediatras de California (American Academy of Pediatrics California), la Coalición de Lactancia (Breastfeeding Coalition), la Asociación WIC de California (California WIC Association), y la Conferencia de California de los Nutricionistas del Departamento de Salud Local (California Conference of Local Health Department Nutritionists).