Cuando se descubrieron altos niveles de plomo en el sistema público de agua en Flint, Michigan, en 2015, el Medicaid intervino para ayudar a miles de niños a hacerse la prueba de intoxicación y recibir atención.
Cuando los niños discapacitados necesitan tener citas médicas -ya sea en su misma ciudad o a cientos de millas de distancia- el Medicaid paga por el transporte.
Si estadounidenses mayores de clase media agotan sus ahorros para pagar la costosa atención de los hogares, el Medicaid ofrece cobertura.
Estados Unidos se ha convertido en una “nación Medicaid”.
Aunque comenzó como un plan para cubrir sólo a los más pobres, el Medicaid ahora cubre a decenas de millones de estadounidenses que viven por encima de la línea de pobreza. El programa sirve como respaldo para el sistema de atención médica, y como los republicanos aprendieron este año en su batalla implacable para reemplazar la Ley del Cuidado de Salud Asequible (ACA), los esfuerzos para cambiarlo drásticamente pueden generar una reacción negativa.
La última propuesta republicana -de los senadores Lindsey Graham (Carolina del Sur) y Bill Cassidy (Louisiana)- fue derrotada en parte porque eliminaría la expansión del Medicaid que la ley de salud estimuló, y reduciría con el tiempo la financiación federal para el programa. Mientras que los republicanos en el Congreso están seguros de seguir presionando por los recortes, lo cierto es que los gobernadores, republicanos y demócratas, así como los estadounidenses ricos y pobres dependen del programa.
Hoy en día, el Medicaid es el mayor programa de seguro de salud de la nación, cubriendo a 74 millones de personas, o más de 1 de cada 5 estadounidenses. El 25% de los estadounidenses estarán bajo el Medicaid en algún momento de sus vidas.
La financiación del Medicaid protege a las familias de tener que vender una casa o declararse en bancarrota para pagar por la atención de un niño discapacitado o de un padre anciano. Responde en casos de desastre, emergencias de salud pública y programas en escuelas que carecen de otras fuentes de financiamiento.
Millones de mujeres que no califican para los beneficios completos del Medicaid porque tienen ingresos de alrededor de $36,000 obtienen cada año servicios de planificación familiar pagados por este programa. Y miles reciben anualmente tratamiento contra el cáncer de seno y el cáncer cervical.
“En lugar de recortar el Medicaid, [los legisladores] aumentaron la conciencia pública de su valor y esto lo hizo aún más difícil de cortar en el futuro”, dijo Jonathan Oberlander, profesor de políticas y administración de salud en la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill, y defensor de la ley federal de salud. Los recortes al Medicaid pasaron por la Cámara, pero la legislación quedó truncada en julio en el Senado.
- Medicaid es el caballo de batalla del sistema de salud, cubriendo:
- Al 39% de todos los niños.
- A casi la mitad de todos los nacimientos en el país.
- Al 60% de los residentes en hogares de adultos mayores y otros gastos de atención a largo plazo.
Y más de un cuarto de todo el gasto en servicios de salud mental y más de una quinta parte de lo que se gasta en tratamientos por abuso de sustancias.
A diferencia de los beneficiarios del Medicare, que mantienen ese seguro de por vida, la mayoría de los afiliados del Medicaid entran y salen del programa, de acuerdo a su realidad económica.
Alrededor del 30% de los hispanos no seniors tienen cobertura del Medicaid u otros programas públicos, y también más del 50% de los niños de 18 años o menos.
Todos estos números subrayan la importancia del Medicaid, pero también provocan alarma entre los conservadores y algunos economistas que dicen que los EE.UU. no pueden pagar los costos a largo plazo.
Bill Hammond, director de política de salud del Centro de Políticas Públicas de Albany, Nueva York, dijo que el Medicaid ha sido de gran ayuda para aquéllos para los que fue diseñado: niños y discapacitados. Pero ha crecido tanto que el costo daña los esfuerzos estatales por pagar otros servicios públicos necesarios, como la educación y las carreteras. “No puedo pensar en ningún otro programa contra la pobreza que llegue a tanta gente… es un beneficio demasiado caro”.
“Necesitamos transferir a la gente a coberturas en el sector privado”, dijo, señalando que millones de personas en el programa tienen ingresos por encima del nivel federal de pobreza.
Puede ser su vecino
Joana Weaver, de 49 años, de Salisbury, Maryland, tiene parálisis cerebral, y ha estado dentro y fuera del Medicaid desde que nació. Durante los últimos años, El Medicaid le ofrece servicios de enfermería en el hogar durante seis horas al día para ayudarla a vestirse, bañarse y alimentarse. Eso la mantuvo fuera de un hogar de adultos mayores y le permitió enseñar inglés a tiempo parcial en un colegio comunitario local.
“Para mí, Medicaid ha significado tener mi independencia”, dijo Weaver.
“Es el mecánico de la calle, la mujer del restaurante o la gente que trabaja en el mercado”, dijo Sara Rosenbaum, experta en política de salud en la Universidad George Washington, en Washington, D.C.
Mientras que todos los estados confían en el Medicaid, se usa más en algunos lugares que otros debido a las diversas reglas de elegibilidad estatales y las tasas de pobreza. Desde agosto, alrededor del 44% de los residentes de Nuevo México están asegurados por el Medicaid. En West Virginia y California, la tasa es de casi 1 de cada 3 habitantes.
Jane y Fred Fergus, en Lawrence, Kansas, dijeron que el Medicaid ha sido una piedra angular en sus vidas desde que su hijo, Franklin, nació hace ocho años con una severa discapacidad genética que lo dejó incapaz de hablar o caminar. Está ciego y sordo en un lado de su cuerpo.
Aunque la familia tiene seguro a través del trabajo de Fred como profesor de historia en una escuela secundaria, Franklin fue elegible para el Medicaid a través de un programa opcional que los estados usan para ayudar a las familias con la atención de niños con discapacidades en sus hogares, en lugar de tener que trasladarlos a un hospital o asilo.
El Medicaid paga todas sus facturas médicas, incluyendo los costos mensuales de transporte al Hospital Infantil de Cincinnati, donde durante los últimos 18 meses Franklin ha estado recibiendo un medicamento experimental de quimioterapia para ayudar a reducir los tumores que bloquean sus vías respiratorias, dijo Jane Fergus. También cubre su silla de ruedas, andador y el cuidado diario de enfermería en casa.
Más allá de sus raíces
El Medicaid nació de un acuerdo político en 1965 bajo la presidencia de Lyndon Johnson, para apoyar al Medicare, el programa nacional de seguro de salud para los adultos mayores.
Durante los últimos 40 años y en particular desde la década de los 80, se expandió más allá de sus raíces como programa de bienestar. En 1987, el Congreso agregó cobertura para mujeres embarazadas y niños de familias cuyos ingresos no superan, hoy en día, los $49.200 para una familia de cuatro.
En 1997, el Congreso agregó el Programa de Seguro de Salud para Niños (CHIP) para ayudar a cubrir a niños de familias con ingresos demasiado altos para ser elegibles para el Medicaid.
Y desde septiembre de 2013, el Obamacare permitió a los estados ampliar el programa a cualquier persona que gane menos de $16.394 (para un individuo en 2016), sumando 17 millones de personas.
“Medicaid está tapando los agujeros en nuestro sistema de salud”, dijo Joan Alker, director ejecutivo del Centro de la Universidad de Georgetown para Niños y Familias, “y nuestro sistema de salud tiene muchos agujeros”.
Pero eso viene con un precio abrupto.
Una bendición y una maldición
Con el aumento de las matrículas y los costos de salud cada vez mayores, el costo del Medicaid se ha disparado. Los gobiernos federal y estatal gastaron alrededor de $575 mil millones combinados el año pasado, casi el triple que en el año 2000.
Esos dólares se han convertido en una bendición y una maldición para los estados.
Washington iguala el gasto del estado: paga entre la mitad y el 74% de los costos de un estado en 2016. Los estados más pobres obtienen los pagos más altos.
La financiación se proporciona de forma abierta, por lo que cuánto más gastan los estados, más reciben de Washington. Esa garantía protege a los estados cuando tienen picos repentinos de inscripción debido a crisis económicas, emergencias de salud como la crisis de opioides o desastres naturales como el huracán Katrina.
El programa es la mayor fuente de fondos federales para los estados. Y el Medicaid es a menudo el programa más grande en los presupuestos del estado, después de la educación pública.
Beneficios amplios
El Medicaid provee financiamiento significativo para hospitales, centros de salud comunitarios, médicos, hogares de ancianos y trabajos en el sector salud.
Pero también miles de millones en gastos anuales del Medicaid van a escuelas para pagar por enfermeras; terapeutas físicos, ocupacionales y del lenguaje; y exámenes escolares y tratamiento para niños de familias de bajos ingresos, así como sillas de ruedas y autobuses para el transporte de niños con necesidades especiales.
A menudo, el Medicaid también cubre los servicios que las aseguradoras de salud privadas y el Medicare no pagan, como el transporte para citas médicas que no son de emergencia, atención de la visión y cuidado dental.
A medida que crece, el Medicaid se ha vuelto más popular: una encuesta reciente mostró que tres cuartas partes del público, incluidos mayorías de demócratas y republicanos, lo apoyan, otra razón por la cual los políticos son cautelosos a la hora de restringir los beneficios o el gasto en el programa.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.