Allen Barron frunce su rostro diminuto y se lamenta mientras su madre lo inclina suavemente hacia atrás en el regazo de Jean Calvo, residente dental pediátrica de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
El llanto de Allen puede ser angustiante, pero su boca abierta permite que Calvo comience el examen. La residente cuenta sus dientes de leche y comprueba si tiene caries.
“Nada de lo que voy a hacer le hará daño”, le dice Calvo a la madre de Allen, Maritza Barron, quien está sosteniendo las manos de su hijo.
Para algunos, el niño de 20 meses puede parecer demasiado joven para un examen dental. Pero, de hecho, está un poco atrasado, según las principales asociaciones profesionales dentales y pediátricas.
Para evitar una vida de problemas dentales y asegurarse de que los padres aprendan a prevenir las caries en los niños, los bebés deben tener el primer examen cuando aparece su primer diente, o a más tardar en su primer cumpleaños, de acuerdo con las directrices de la Academia Americana de Odontología Pediátrica.
Sin embargo, muchos dentistas se sienten incómodos tratando a bebés, y eso ha creado una brecha significativa en el cuidado dental para bebés y niños de todos los orígenes, dicen los expertos. El déficit es difícil de cuantificar porque las organizaciones profesionales, como la Asociación Dental Americana, no encuestan a sus miembros sobre la atención a bebés.
“La gente piensa que los niños tienen miedo de los dentistas, pero realmente es que los dentistas tienen miedo de los niños”, dijo Pamela Alston, quien es dentista y directora dental del Eastmont Wellness Center de Oakland, en California, una clínica financiada con fondos públicos que forma parte del sistema de salud administrado del condado de Alameda.
Con la esperanza de reducir la brecha en la atención, las agencias de salud pública de los condados de San Francisco y Alameda están lanzando programas piloto para capacitar a los dentistas para tratar a bebés. Aproximadamente 70 dentistas aprenderán durante los próximos tres años cómo convencer a los niños de cooperar durante el examen, y a ayudar a los padres a que los protejan de las caries. La primera sesión de entrenamiento en el condado de Alameda está programada para principios de noviembre; San Francisco comenzará su entrenamiento en enero. La Asociación Dental Americana no tenía conocimiento de programas similares en otros estados.
Las directrices que exigen visitas tempranas al dentista derivan de una conciencia creciente de que las bacterias causantes de caries pueden pasar de los padres a los bebés, a través, por ejemplo, de compartir cubiertos. Darles a los bebés botellas de jugo de frutas o agua con azúcar también puede causar caries. La caries en los dientes de leche se ha relacionado con la caries dental en adultos.
“Al momento en que los niños tienen 3 años, a menudo los dientes están tan deteriorados que la prevención ya no es una opción”, dijo Ray Stewart, profesor de odontología pediátrica de UCSF, quien ha tratado a bebés por más de 15 años y está entre los profesionales reclutados por Alameda y San Francisco para entrenar a los dentistas.
Los niños de familias de bajos ingresos, que corren mayor riesgo de caries y tienen menos acceso a la atención que las familias con dinero, presentan la mayor necesidad de exámenes orales tempranos, dicen los profesionales de la odontología.
Si tienen éxito, los programas de capacitación de Alameda y San Francisco, financiados por donaciones del Medi-Cal, podrían ser reproducidos en toda California, según el Departamento de Servicios de Salud.
Maritza Barron vino a UCSF después que su propio dentista -a pesar de las mejores intenciones- no pudo examinar la boca de su bebé. “Trató de decirle ‘abre la boca’, pero no lo hizo”, dijo Barron sobre el fracasado intento, que dejó a su hijo llorando.
Alston, el dentista de Oakland, enfrentó una vez problemas similares tratando a niños muy pequeños, pero desde entonces ha experimentado una transformación. Cuando se graduó de la escuela de odontología en 1982, dijo, no tenía ningún entrenamiento que la preparara para trabajar con niños menores de 6 años.
“No sentía que pudiera controlar su comportamiento”, dijo Alston.
Sin embargo, con el tiempo, se hizo cada vez más claro que no estaba viendo a los niños lo suficientemente temprano en la vida.
Casi todos los niños que iban a su primera consulta dental a los 6 años tenían las bocas llenas de caries, dijo Alston. Ella tuvo que remitirlos a especialistas para tratamiento que requería sedación. En su consultorio, Alston siguió bajando la edad mínima de la primera visita, hasta que la estableció a los 3 años durante mucho tiempo.
Pero incluso los niños de 3 años llegaban con caries. En última instancia, aprendió a tratar a bebés y niños pequeños a través de un programa dirigido por el departamento de salud pública del condado de Alameda, no muy diferente al entrenamiento que se ofrecerá en los nuevos programas piloto.
Hoy en día, Alston es una apasionada de la atención de niños muy pequeños, y ha logrado que los pediatras los refieran a ella. Y ha revisado su guía sobre cuándo los niños deben tener su primer examen oral, aconsejando a los padres que los lleven al dentista antes de que aparezca el primer diente.
También entrena a estudiantes de odontología para examinar a los bebés. Un truco importante que les enseña es cómo evitar que los muerdan: “¡Pon tu dedo detrás del último diente!”.
Comunicarse directamente con los niños durante los exámenes dentales puede ayudar a reducir su estrés, coinciden Alston y Stewart, el profesor de UCSF.
En una reciente visita a la Pediatric Dentistry Faculty Clinic de la UCSF, Sebastian King, de 18 meses, exploraba el espejo dental que le dio Stewart.
“¡Esto es lo que voy a poner en tu boca para mirarte los dientes!”, le dijo Stewart con tono gracioso.
Le pidió al pequeño que le mostrara dónde estaba su boca. Sebastian sonrió con deleite mientras Stewart le daba un guante de examen azul que infló como un globo, y así estuvo calmado durante todo el examen.
Ayudar a los padres a entender su papel también es crítico, dicen los dentistas.
Además de aconsejar a los padres que no compartan cubiertos con sus hijos, Stewart los insta a no dejar que sus hijos se queden dormidos con una botella de leche y a limitar su consumo de jugos de fruta. También dice que deben limpiar las encías y los dientes de sus bebés con un paño después de alimentarlos para eliminar los residuos que pueden causar caries.
Ese es el mensaje que Calvo, la residente dental, le dio a Barron, cuyo bebé se sentó felizmente en el regazo de su madre después de su examen. El niño tenía caries porque se quedaba dormido con su botella.
Barron dijo que ella reconoció que sacarle la botella de leche a Allen a la noche sería un desafío.
Pero “es realmente lógico”, le dijo a Calvo, agregando que estaba decidida a intentarlo.