En ciertos círculos de San Francisco, un caso de sífilis puede ser tan común y casual como la gripe, hasta el punto de que Billy Lemon ni siquiera puede recordar cuántas veces la ha tenido.
“¿Tres o cuatro? ¿Cinco veces en mi vida?, lucha por recordar. “No parece gran cosa”.
En ese momento, hace aproximadamente una década, Lemon se daba frecuentes atracones de metanfetamina, acelerando su libido y silenciando la voz en su cabeza que decía que los condones serían una sabia elección en una furiosa fiesta sexual.
“Reduce tus inhibiciones, y también tus habilidades para tomar decisiones están sesgadas”, dijo Lemon, quien ahora tiene 50 años.
Ahora está sobrio y dirige el Castro Country Club en San Francisco, que no es un centro de esparcimiento, sino un lugar donde los hombres homosexuales llegan para buscar ayuda con la adicción, especialmente la metanfetamina. Lemon dijo que la sífilis es parte del paquete.
“En la comunidad de un programa de 12 pasos, si lo tuyo era la metanfetamina, todo el mundo tenía sífilis”, dijo.
En el año 2000, las tasas de sífilis eran tan bajas que los funcionarios de salud pública creían que la erradicación estaba en el horizonte. Pero comenzaron a aumentar en 2001. Entre 2015 y 2019 los casos aumentaron un 74%. Hubo casi 130,000 en todo el país en 2019, según datos publicados el martes 13 de abril por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
En California, y en todo Estados Unidos, aproximadamente la mitad de los casos de sífilis se dan en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Más de un tercio de las mujeres del oeste del país que tienen sífilis también consumen metanfetamina, que ha aumentado en los últimos años.
Estas son solo algunas de las tendencias que provocan que los casos nacionales generales de enfermedades de transmisión sexual (ETS) hayan alcanzado récord históricos durante los últimos seis años consecutivos, llegando a 2,5 millones. Y las consecuencias ahora se están viendo en los bebés, que contraen la sífilis de sus madres: las tasas de sífilis congénita casi se cuadruplicaron entre 2012 y 2019.
Todo esto fue antes de que la pandemia de coronavirus se afianzara en el país, y con recursos como rastreadores de contactos y suministros de pruebas; que habitualmente se usan para las ETS, derivados para covid, los CDC predicen que los números de 2020 no serán mejores.
“Estamos bastante preocupados y hemos visto esta tendencia a lo largo del tiempo”, dijo la doctora Erica Pan, epidemióloga del estado de California. “Desafortunadamente, después de años de no tener suficientes fondos e infraestructura en salud pública, y luego, en el último año, por supuesto, tanto a nivel local como estatal, una gran cantidad de personal que se había estado enfocando en el seguimiento de las ETS y la sífilis se redireccionó a la pandemia”.
No hay una causa única
Muchos factores han contribuido al aumento de las enfermedades de transmisión sexual y, en particular, de la sífilis.
En la comunidad gay de San Francisco, por ejemplo, el auge de las aplicaciones móviles para encontrar pareja como Grindr y Tinder hizo que encontrar una cita fuera “más rápido que recibir una pizza en casa”, comentó Dan Wohlfeiler, especialista en prevención de ETS y cofundador de Building Healthy Online Communities, que utiliza estas aplicaciones para mejorar la salud de los hombres homosexuales.
Cuando las aplicaciones móviles de citas aparecieron por primera vez en 2009, se complicó para los investigadores de enfermedades rastrear de la propagación de las ETS, lo cual también dificulta la notificación a las personas que podrían haber sido infectadas, porque los hombres no siempre saben los nombres de los hombres con los que se relacionan.
“A veces solo conocen su nombre en línea”, dijo la doctora Ina Park, profesora asociada de la Escuela de Medicina de la Universidad de California-San Francisco y autora de “Strange Bedfellows”, sobre la historia de las ETS. “Y si el sexo no salió bien, a veces bloquean a la persona de su aplicación y ni siquiera saben cómo comunicarse con esa persona nuevamente”.
Las citas en línea comenzaron a finales de la década de 1990, casi al mismo tiempo que se dispuso de medicamentos eficaces para prevenir la transmisión del VIH. Primero, antirretrovirales que suprimen el virus en quienes son VIH positivo; y luego, en 2012, profilaxis previa a la exposición, o PrEP, que previene nuevas infecciones en personas VIH negativas pero consideradas en riesgo de contraer el virus.
Con el riesgo de contraer una enfermedad mortal bajando a casi cero, los condones cayeron aún más en desgracia de lo que ya estaban, dijo Park.
“Si un hombre está tomando PrEP y el otro tiene supresión viral, no hay ningún riesgo de VIH”, dijo. “Entonces, ¿por qué usar condones si no te importa tener un toque de sífilis?”
Diagnosticar la sífilis es complicado
Si bien la sífilis no es benigna, puede causar ceguera, sordera o daño cerebral, es fácil de tratar. Por lo general, una inyección de penicilina en el trasero la curará.
Pero diagnosticar la sífilis puede ser complicado, dijo Park, que trata a pacientes con ETS en la Clínica de la Ciudad de San Francisco. A menudo se encuentra agachada en la sala de examen, “levantando el escroto y levantando el pene”, estirando la cabeza para ver bien desde todos los ángulos.
Lo hace para encontrar erupciones asociadas con la sífilis. Algunas son obvias, otras sutiles. Normalmente, los médicos de las clínicas de medicina familiar no están capacitados para saber dónde buscar o cuándo, exp
“El paciente llega diciendo: ‘Estoy cansado'”, dijo Park, refiriéndose a un síntoma común de la sífilis. “¿Cuántas personas van a decir: ‘Quítese los pantalones y levántese el escroto? Quiero mirar’. Solo hacemos eso en la clínica de ETS porque eso es lo que hacemos”.
Pero las clínicas públicas especializadas en ETS, como en la que trabaja Park, han estado cerrando en todo el país. Una razón es la persistente falta de fondos para los programas de salud pública, una tendencia que quedó al descubierto durante la pandemia. Otra razón es la Ley de Cuidado de Salud a Bajo precio (ACA). Curiosamente, la ley de 2010, destinada a ampliar el acceso a la atención médica, en realidad contribuyó al cierre de las clínicas de ETS.
“Honestamente, creo que todos pensaron que no serían necesarias”, dijo la doctora Karen Smith en 2019, cuando era directora del Departamento de Salud Pública de California. Dijo que, una vez que Obamacare estuviera en su lugar, la idea era que las pruebas de ETS se realizaran en las clínicas de atención primaria.
“En cierto modo, todos asumimos que, si tienes seguro médico y tienes acceso a un médico, eso es todo lo que necesitas”, dijo. “Resulta que eso no es todo lo que uno necesita”.
La gente todavía tenía relaciones de las que no quería hablar con su médico de cabecera. Y algunos médicos de familia no querían indagar en la vida sexual de los pacientes. Los jóvenes, en particular, prefieren las clínicas adaptadas a ellos, fuera del ámbito de sus padres.
“Esa pérdida de la atención anónima realmente fue un problema”, dijo Smith.
La epidemia de sífilis también llega a los bebés
Cuando Christian Faulkenberry-Miranda decidió que iba a ser pediatra, nunca pensó que se convertiría en una experta e
En 2010, poco después de terminar su formación médica y comenzar a trabajar en el Community Regional Medical Center en Fresno, California, comenzó a ver bebés con un sarpullido en el estómago que parecía un muffin de arándanos. Pensó que era una infección viral común, hasta que estos bebés dieron positivo para sífilis.
Al principio, la doctora Faulkenberry-Miranda quizás veía algunos casos de sífilis congénita cada año. Ahora ve dos casos por semana. Es importante comenzar el tratamiento de 10 días con antibióticos de inmediato para evitar complicaciones, pero aun así monitorea a sus pacientes durante el primer año de vida y, a menudo, durante toda la infancia, para vigilar los problemas de visión y audición, retrasos en el desarrollo, déficits de atención y aprendizaje, discapacidades, todas las cuales pueden resultar de infecciones congénitas por sífilis.
En 2019, 128 casos resultaron en muerte fetal o neonatal.
“Lo decepcionante es que la sífilis es muy tratable”, dijo. “Esto es algo que se puede prevenir por completo, con la detección y el tratamiento adecuado de estas madres durante el embarazo”.
Los casos de sífilis congénita alcanzaron un hito preocupante en 2019, llegando a un total de 1,870 casos, un aumento del 279% en cinco años. Eso es más alto que el número de casos de VIH de madre a hijo en su pico en 1991.
“¿Cómo puede estar pasando esto? Las pruebas son baratas y están ampliamente disponibles. El mismo tratamiento que hemos estado usando desde los años 40 todavía funciona”, dijo Park, quien también ha visto un aumento en los casos de sífilis congénita en San Francisco. “Y, sin embargo, tenemos esta epidemia completamente fuera de control entre los bebés más vulnerables de nuestra sociedad”.
Muchas de las mujeres que dan a luz a bebés con sífilis no han recibido atención prenatal. A menudo consumen drogas, principalmente metanfetamina, y generalmente no tienen hogar, dijo Smith, ex directora de salud pública de California. Esto las hace más propensas a intercambiar sexo por vivienda, comida o drogas. El consumo de drogas, en particular, hace que las mujeres sean menos propensas a reconocer que están embarazadas y a buscar atención médica si lo admiten.
“Están muy preocupadas por lo que sucederá cuando se descubra que están embarazadas y consumen drogas”, dijo Smith. “Les preocupa que se informe sobre su consumo de drogas y luego… se llevarán a sus hijos”.
Las complicaciones de la vida de estas mujeres también dificultan la investigación de enfermedades y el rastreo de contactos. La veterana rastreadora de contactos Romni Neiman recuerda la dificultad que siempre ha tenido para localizar a mujeres embarazadas en su carrera.
Neiman trabaja para los CDC, y antes de comenzar a trabajar con casos de covid el año pasado, trabajó en la prevención de enfermedades de transmisión sexual, incluyendo la sífilis congénita, en California.
Recuerda haber buscado a una mujer a finales de los 80 en Chicago. Estaba embarazada, consumía drogas, y había estado expuesta a la sífilis. Su vivienda era tan inestable que Neiman fue a tres lugares antes de encontrarla. La mujer no tenía auto, así que Neiman se ofreció a llevarla a la clínica para hacerse la prueba. No tenía un lugar seguro para dejar a su niño pequeño, porque un hombre en el lugar donde se hospedaba era abusivo, por lo que Neiman cuidó al niño mientras la mujer visitaba al médico.
“Ella solo estaba tratando de hacer lo mejor que podía, y tenía mucho miedo”, recuerda Neiman. “A veces es realmente agotador y muy triste. Y llegas a casa al final del día y dices, “Wow. Increíble'”.
Desafíos como esos, combinados con la subfinanciación persistente de programas de salud pública, son lo que llevaron al aumento inicial de la sífilis congénita en el condado de Fresno en la década de 2010, dijo Park. Los rastreadores de contactos locales no pudieron mantenerse al día y el estado tuvo que intervenir con refuerzos.
El estado está tomando nuevas medidas para abordar las tasas, dijo Pan, la epidemióloga estatal, como exigir que las mujeres se realicen pruebas de detección de sífilis dos veces durante el embarazo en lugar de una. Y, en lugar de esperar a que vengan para recibir atención prenatal, el estado está haciendo más actividades de alcance y examinando a las mujeres embarazadas en la sala de emergencias y en las prisiones.
Pan cree que la pandemia de covid ha creado una oportunidad para invertir en una respuesta más ágil a problemas de salud pública emergentes y reemergentes como la sífilis.
“Ha sido un año realmente largo y difícil para responder a esta pandemia, pero la gente realmente ha reconocido y se ha dado cuenta del impacto de dejar de invertir en la infraestructura de salud pública”, dijo. “Espero que muchos de los recursos que esperamos utilizar a largo plazo después de esta pandemia también beneficien a las ETS”.
Esta historia es parte de una asociación que incluye a KQED, NPR y KHN.