La mayoría de las personas diagnosticadas con cáncer desean comenzar un tratamiento lo más pronto posible, por temor a que atrasar la atención derive en un tumor creciendo sin control.
Así que el enfoque de Terry DeBonis para tratar su cáncer de tiroides puede parecer sorprendente. Aunque se le diagnosticó hace cuatro años, todavía no ha comenzado el tratamiento.
En lugar de extirpar su tumor inmediatamente -el enfoque tradicional- DeBonis y su médico decidieron esperar y observar de cerca su cáncer, controlándolo con ultrasonidos cada seis meses. DeBonis optó por considerar la cirugía sólo si su tumor creciera muchísimo.
DeBonis, de 55 años, dijo que tenía buenas razones para evitar la cirugía. La mujer sufrió dos cirugías dolorosas en su clavícula relacionadas con un accidente de auto apenas un año antes de su diagnóstico de cáncer.
“Hay riesgos y complicaciones con cada cirugía”, dijo DeBonis, quien es enfermera y vive en Glen Rock, Nueva Jersey. “No quería exponerme de nuevo a eso”.
Alrededor de un tercio de los pacientes con un tumor de tiroides de crecimiento lento, llamado cáncer de tiroides papilar, son elegibles para retrasar el tratamiento, dijo el doctor R. Michael Tuttle, endocrinólogo en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York y autor principal del nuevo estudio, publicado en JAMA Otolaryngology-Head & Neck Surgery.
En el estudio de Tuttle, 291 pacientes cuyos tumores fueron considerados de “bajo riesgo” optaron por un enfoque de vigilancia y espera. Los médicos recomendaron que cualquier persona cuyos tumores crecieran más de 3 milímetros -sobre el cambio más pequeño visible en un ultrasonido- consideren la cirugía.
Después de dos años, sólo el 2,5% de los tumores había crecido mucho. En cinco años, el 12% de los tumores había aumentado por lo menos 3 milímetros, según el estudio. Es importante destacar que ninguno de los tumores se extiende fuera de la tiroides, un desarrollo que señala un cáncer más agresivo.
Curiosamente, 19 pacientes vieron reducir sus tumores en al menos la mitad, según el estudio. “No habría pensado que eso pasaría en un millón de años”, dijo Tuttle.
Al final, sólo 10 pacientes optaron por someterse a cirugía, según el estudio.
Los pacientes mayores eran los menos propensos a ver crecer sus tumores, dijo Tuttle.
Los pacientes de entre 20 y 30 años tienen un 10% a 15% de probabilidad de que sus tumores crezcan en dos años, mientras que las personas mayores de 60 años tienen un riesgo del 1% al 2%, dijo. El cáncer es principalmente una enfermedad del envejecimiento.
Hoy en día, muchos tumores de la tiroides se descubren cuando son demasiado pequeños para detectarse en un examen o causar síntomas. En su lugar, los médicos encuentran estos pequeños cánceres accidentalmente, mientras realizan una tomografía computarizada o una ecografía por alguna otra razón.
DeBonis contó que encontraron su cáncer cuando su endocrinólogo, que la ha tratado por una insuficiencia de tiroides durante muchos años, decidió realizar un ultrasonido. Una biopsia, en la que los médicos extraen una pequeña muestra de tejido, resultó en el diagnóstico de cáncer.
La incidencia de cáncer de tiroides casi se triplicó de 1975 a 2009, de acuerdo con un estudio de 2014, con casi todo este aumento procedente del cáncer de tiroides papilar, en los que el tumor crece más despacio. Sin embargo, la mortalidad por cáncer de tiroides no ha cambiado. Eso sugiere que los médicos están detectando muchos cánceres inofensivos, agregó el doctor Joseph Scharpf, otorrinolaringólogo en la Cleveland Clinic Foundation, en un editorial que acompañó al estudio.
Estudios de autopsia sugieren que alrededor del 10% de los estadounidenses tienen un cáncer de tiroides no diagnosticado, la mayoría de los cuales nunca causan daño, dijo Tuttle.
Según la Sociedad Americana del Cáncer, se estima que 56.870 nuevos casos de cáncer de tiroides serán diagnosticados este año, y 2.010 estadounidenses morirán de él. Alrededor de 3 de cada 4 casos de cáncer de tiroides son diagnosticados en mujeres.
“Hemos estado tratando cosas que no creo que necesiten ser tratadas”, dijo Tuttle.
La eliminación de la tiroides deja a los pacientes dependientes de las hormonas de reemplazo de la tiroides durante el resto de sus vidas. Muchos de estos pacientes se quejan de aumento de peso y fatiga, simplemente no se sienten como ellos mismos, dijo Tuttle.
Luego de una investigación alentadora realizada por científicos japoneses, hace cinco años, el Memorial Sloan Kettering decidió que era seguro permitir que algunos pacientes con tumores de bajo riesgo retrasaran la cirugía, explicó Tuttle. Los médicos todavía recomiendan la cirugía inmediata para los pacientes cuyos tumores son más grandes, más agresivos, o que se han extendido fuera de la glándula tiroides.
Hasta ahora, sin embargo, la mayoría de los médicos estadounidenses no sabían si ver y esperar sería seguro, dijo Tuttle.
La mayoría de los pacientes en el nuevo estudio no deberían siquiera haber tenido una biopsia, escribió Scharpf. Esto es porque la American Thyroid Association recomienda no realizar biopsias con aguja en tumores tiroideos menores de 10 milímetros.
Algunos pacientes dicen que todavía quieren que sus médicos traten sus tiroides más agresivamente.
Katie Brown, de 44 años, sobrevivió al cáncer cervical a los 22 años y perdió a su padre a causa de un cáncer de pulmón. Por eso, cuando su médico notó varios crecimientos pequeños en su tiroides -detectados mientras vigilaba una condición del hígado- Brown se preocupó. Cuando una biopsia no consiguió ningún tejido utilizable, su médico sugirió el método de vigilancia y esperar. Pero Brown, quien vive cerca de Dallas, dijo que prefería tener otra biopsia más pronto que tarde.
“Odio la espera”, dijo Brown.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.