Cuando la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) hizo valer por primera vez su autoridad para regular los cigarrillos electrónicos en 2016, muchos asumieron que eliminaría rápidamente los vaporizadores con los sabores favoritos de los adolescentes como gummy bears o Froot Loops.
En cambio, la FDA permitió que todos los cigarrillos electrónicos permanecieran en el mercado mientras sus fabricantes solicitaban la autorización para comercializarlos.
Siete años después, el vapeo se ha disparado hasta convertirse en una industria de $8.2 mil millones, y los fabricantes están inundando el mercado con miles de productos que pueden ser mucho más adictivos, la mayoría vendidos ilegalmente y sin el permiso de la agencia federal.
“La FDA no ha logrado proteger la salud pública”, dijo Eric Lindblom, ex asesor del Centro de Productos de Tabaco de la FDA. “Es una tragedia”.
Sin embargo, la FDA no es la única entidad que ha tolerado la venta de vaporizadores a menores.
Múltiples actores dentro y fuera de Washington simplemente no hicieron nada, ataron las manos de la FDA o se negaron a proporcionarle los recursos necesarios. Los ex presidentes Barack Obama y Donald Trump impidieron que la agencia prohibiera ampliamente los vaporizadores con sabor a caramelo.
Mientras tanto, los vaporizadores de hoy se han vuelto “más grandes, más malos y más baratos” que los modelos más antiguos, dijo Robin Koval, director ejecutivo de Truth Initiative, un grupo de defensa del control del tabaco. La enorme cantidad de nicotina en los cigarrillos electrónicos (hasta un 76% en cinco años) puede volver adictos a los adolescentes en cuestión de días, explicó Koval.
Ahora, los cigarrillos electrónicos en los Estados Unidos contienen concentraciones de nicotina que, en promedio, son más del doble del nivel permitido en Canadá y Europa. El país no establece límites en el contenido de nicotina de ningún producto de tabaco.
“Nunca antes habíamos tenido este nivel de nicotina”, dijo Matthew Myers, presidente de Campaign for Tobacco-Free Kids, que se opone al vapeo entre los jóvenes. “Realmente no conocemos las consecuencias para la salud a largo plazo”.
Elijah Stone tenía 19 años cuando probó su primer cigarrillo electrónico en una fiesta. Era un estudiante de primer año de la universidad, lidiando con depresión y trastorno por déficit de atención e hiperactividad, y “buscando un escape”. Los vendedores nunca le pidieron su identificación.
Stone dijo que se “enganchó al instante”.
“En el momento en que sentí ese zumbido, ¿cómo se suponía que iba a retroceder después de sentir eso?”, se preguntó retóricamente Stone, quien ahora tiene 23 años y vive en Los Ángeles.
La industria de los cigarrillos electrónicos sostiene que las concentraciones más altas de nicotina pueden ayudar a los adultos que fuman mucho a cambiar de cigarrillos combustibles a productos de vapeo, que son relativamente menos dañinos para ellos.
La FDA ha aprobado los cigarrillos electrónicos con sabor a tabaco y alto contenido de nicotina para ese propósito, dijo April Meyers, directora ejecutiva de la Smoke-Free Alternatives Trade Association.
“El objetivo es alejar a la gente de los productos combustibles”, dijo Nicolás Minas Alfaro, director ejecutivo de Puff Bar, una de las marcas más populares entre los menores el año pasado. Sin embargo, Alfaro reconoció: “Estos productos son productos adictivos; eso no se puede ocultar”.
Aunque este tipo de electrónicos no producen alquitrán, contienen sustancias químicas nocivas, como nicotina y formaldehído. El Cirujano General de Estados Unidos ha advertido que vapear presenta riesgos significativos, incluidos daños al corazón, los pulmones y partes del cerebro que controlan la atención y el aprendizaje, así como un mayor riesgo de adicción a otras sustancias.
Más de 2,5 millones de niños y adolescentes usaron cigarrillos electrónicos en 2022, incluido el 14% de los estudiantes de secundaria, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
En Estados Unidos, la mayoría de los vapeadores adolescentes comienzan a fumar una hora después de despertarse, según una encuesta de usuarios de cigarrillos electrónicos de 16 a 19 años presentada en la Society for Research on Nicotine and Tobacco en marzo.
El potencial de ganancias, y la aplicación errática de las leyes de vapeo, ha llevado a una fiebre del oro. La cantidad de productos de vapeo, medidos por sus códigos de barras, se cuadriplicó en solo un año, pasando de 453 en junio de 2021 a 2,023 en junio de 2022, según una revisión de Truth Initiative de los datos de ventas minoristas del país.
Funcionarios de la FDA dicen estar abrumados por el volumen de aplicaciones para comercializar cigarrillos electrónicos: 26 millones en total.
“No existe una agencia reguladora en el mundo que haya tenido que lidiar con un volumen como este”, dijo Brian King, director del Centro de Productos de Tabaco de la FDA desde julio de 2022.
La agencia ha luchado para frenar a los fabricantes de cigarrillos electrónicos que continúan vendiendo vaporizadores a pesar del rechazo de los productos por parte de la FDA, así como a los fabricantes que nunca se molestaron en solicitar la autorización, y a los falsificadores que esperan ganar la mayor cantidad de dinero posible antes de que los clausuren.
En 2018, grupos de salud pública demandaron a la agencia alegando que la demora en revisar las solicitudes ponía en riesgo a los niños. Aunque un tribunal ordenó a la FDA que terminara el trabajo para septiembre de 2021, la FDA no cumplió con ese plazo. Se estima que 1,2 millones de menores de 21 años comenzaron a vapear durante el año siguiente, según un estudio publicado en mayo en el American Journal of Preventive Medicine.
Recientemente, la FDA anunció que tomó decisiones sobre el 99% de las solicitudes de cigarrillos electrónicos, y señaló que rechazó millones y solo autorizó a 23. Todos los productos autorizados tienen sabores tradicionales de tabaco y se consideraron “apropiados para la protección de la salud pública” porque los productos con ese sabor no son populares entre los niños, pero brindan a los fumadores adultos una alternativa menos peligrosa, dijo King.
La agencia aún tiene que tomar decisiones finales sobre los productos más populares en el mercado. Esas solicitudes son más largas y necesitan una revisión científica más cuidadosa, dijo Mitch Zeller, ex director del Centro de Productos de Tabaco de la FDA y miembro actual de la junta asesora de Qnovia, que está desarrollando productos para dejar de fumar.
La FDA dijo que no completaría la revisión de las solicitudes para fines de junio, como había dicho, pero que necesitaría hasta fin de año.
Antes de que la FDA pueda anunciar nuevas políticas sobre el tabaco, necesita la aprobación del presidente, quien no siempre está de acuerdo con las prioridades de la FDA.
Por ejemplo, en 2016, Obama rechazó la propuesta de los funcionarios de la FDA de prohibir los sabores aptos para niños.
Y en 2020, Trump dio marcha atrás en su propio plan de retirar del mercado la mayoría de los vaporizadores saborizados. En lugar de prohibir todos los sabores de frutas y menta, la administración Trump los prohibió solo en dispositivos “con cartuchos” como Juul. La prohibición de sabores no afectó a los vaporizadores sin cartuchos, como los cigarrillos electrónicos desechables.
El resultado fue predecible, dijo Zeller.
Los adolescentes cambiaron en masa de Juul a marcas que no se vieron afectadas por la prohibición, incluidos los vaporizadores desechables como Puff Bar, a los que se les permitió seguir vendiendo vaporizadores con sabor a caramelo.
Después de recibir su propia carta de advertencia de la FDA el año pasado, Puff Bar ahora vende solo vaporizadores sin nicotina, dijo Alfaro.
Cuando la FDA intenta una acción audaz, los desafíos legales a menudo la obligan a frenar o incluso revertir el curso de acción.
Por ejemplo, la FDA ordenó a Juul que retirara sus productos del mercado en junio de 2022, pero inmediatamente se enfrentó a una demanda.
La Corte de Apelaciones de EE.UU. para el Circuito de DC se puso del lado de Juul y emitió una suspensión temporal de la orden de la FDA. En cuestión de semanas, la FDA anunció que postergaría la ejecución de su orden debido a “problemas científicos exclusivos de la aplicación de JUUL que justifican una revisión adicional”.
Los fabricantes de cigarrillos electrónicos Logic y R.J. Reynolds Vapor Co. demandaron a la FDA después de que la agencia les ordenara dejar de vender vaporizadores de mentol, un sabor popular entre los adolescentes. En ambos casos, las suspensiones impuestas por los tribunales frenaron las órdenes de la FDA pendientes de revisión y los productos mentolados de las empresas permanecen en el mercado.
Luis Pinto, vocero de la empresa matriz Reynolds American, dijo: “Seguimos confiando en la calidad de todas las aplicaciones de Reynolds, y creemos que existe amplia evidencia para que la FDA determine que la comercialización de estos productos es apropiada para la protección de la salud pública”.
Bajo la administración Biden, la FDA ha comenzado a intensificar los esfuerzos para cumplir con las normas. Multó a 12 fabricantes de cigarrillos electrónicos con más de $19,000 cada uno y emitió más de 1,500 cartas de advertencia a los fabricantes. También envió advertencias a 120,000 minoristas por vender productos ilegales o a clientes menores de 21 años, dijo King.
Cinco de las empresas que recibieron cartas de advertencia fabricaban vaporizadores decorados con personajes de dibujos animados, como los Minions, o tenían forma de juguetes, como Nintendo Game Boys o walkie-talkies.
En mayo, la FDA incluyó a Elfbar y otros vaporizadores no autorizados de China en su “lista roja”, lo que permite a sus agentes detener envíos sin inspección en la frontera. El 22 de junio, la agencia anunció que había emitido cartas de advertencia a 189 minoristas adicionales por vender productos de tabaco no autorizados, específicamente productos Elfbar y Esco Bars, y señaló que ambas marcas son cigarrillos electrónicos descartables que vienen en sabores conocidos por atraer a los jóvenes, incluidos chicle y limonada rosa.
En octubre, el Departamento de Justicia presentó por primera vez demandas contra seis fabricantes de cigarrillos electrónicos en nombre de la FDA, buscando “detener la fabricación y venta ilegales de productos de vapeo no autorizados”.
Algunos legisladores dicen que el Departamento de Justicia debería desempeñar un papel más importante en el enjuiciamiento de las empresas que venden cigarrillos electrónicos aptos para niños.
“No se equivoquen: hay más de seis fabricantes de cigarrillos electrónicos que venden sin autorización en el mercado”, dijo el senador Dick Durbin (demócrata de Illinois) en una carta de marzo. Los menores están “vapeando con productos no autorizados que están en los estantes de las tiendas solo porque la FDA aparentemente ha otorgado un pase gratuito a estos cigarrillos electrónicos ilegales”.
Esta historia fue producida por KFF Health News, conocido antes como Kaiser Health News (KHN), una redacción nacional que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud y es uno de los principales programas operativos de KFF, la fuente independiente de investigación de políticas de salud, encuestas y periodismo.