Sí, todos estamos agotados por la pandemia de covid. Desconcertados por los constantes cambios en la ciencia y en las directrices. Preocupados por la sucesión de nuevas y temibles variantes, cada una con su propio nombre, como los huracanes.
Pero una minoría considerable —casi 17 millones de residentes en los Estados Unidos, entre los que me incluyo— vive su propio dilema. Nuestra vacuna inicial fue la de Johnson & Johnson (J&J), que consistía en una sola inyección, y eso nos tiene confundidos a muchos.
¿Estamos completamente vacunados, incluso con un refuerzo, o debemos recibir una tercera inyección para ponernos al día con los 92 millones de vacunados que recibieron dos dosis de Pfizer o Moderna al principio y luego recibieron un refuerzo? Dado que J&J ha desaparecido prácticamente de la opinión pública, la información escasea; por no mencionar que las directrices cambian constantemente, para todo el mundo.
El 4 de abril de 2021, cumplí con mi obligación y viajé por Los Angeles para hacer fila en un centro público de vacunación donde me administraron la J&J. Como muchos de mis hermanos de J&J, seguí el consejo de los funcionarios de salud pública de aceptar la primera vacuna disponible.
En aquel momento, la J&J era una especie de recién llegada entre las vacunas contra covid-19. La protección que proporcionaba contra la enfermedad, aunque aparentemente menor que la que ofrecían las llamadas vacunas de ARN mensajero (ARNm) de Pfizer y Moderna, parecía suficiente para evitar una enfermedad grave.
Y mientras esas vacunas requerían dos inyecciones, la de J&J se anunciaba como “de una dosis única”, lo que suponía una gran ventaja para las personas con fobia a las agujas y para las poblaciones de paso, como los trabajadores agrícolas, las personas sin hogar y los reclusos en las cárceles del condado. Su fácil almacenamiento, en comparación con la congelación necesaria para las vacunas de Pfizer y Moderna, también la convirtió en una buena opción para las poblaciones rurales remotas.
Pero apenas unos días después de recibir mi vacuna, la reputación de J&J se sumió en lo que resultaría ser un desastroso desprestigio, al vincularse la vacuna con un raro, pero potencialmente mortal, trastorno de la coagulación de la sangre.
Esto hizo que las autoridades sanitarias federales declararan una pausa en su administración, para luego eliminarla 10 días más tarde y dar marcha atrás en diciembre, recomendando las vacunas de Moderna y Pfizer en lugar de las de J&J, principalmente debido a los estudios que intensificaron la preocupación por los coágulos sanguíneos.
Mientras, J&J se vio afectada por problemas de producción y por la preocupación sobre la eficacia de su vacuna. Las investigaciones mostraron un desproporcionado número de infecciones entre los vacunados con J&J durante una oleada de covid en Cape Cod el verano pasado. Los datos estatales de California que cubren la mayor parte de 2021 pintan un cuadro similar, no solo para las infecciones sino también para las hospitalizaciones y las muertes.
Al caer el prestigio de J&J entre las vacunas contra covid en los Estados Unidos, también se quedó fuera del discurso público y de las directrices sobre covid.
“Actualmente se utiliza muy poco la vacuna de J&J, por eso no se habla mucho de ella”, dijo el doctor William Schaffner, profesor de enfermedades infecciosas en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee.
Cuando la administración Biden recomendó por primera vez los refuerzos en agosto, inicialmente excluyó a los vacunados de J&J, citando un retraso en los datos.
No es de extrañar que los ciudadanos de la “Nación J&J” se sientan un poco como hijastros abandonados.
“Ojalá hubiera elegido algo que se pusiera más gente para poder obtener más información”, comentó Leah Justman, de 39 años, residente de Los Angeles, que prefirió la vacuna con J&J el pasado mes de abril porque en ese momento estaba amamantando a su bebé recién nacido, estaba nerviosa por la nueva tecnología de ARNm y pensaba que la vacuna de J&J era “más parecida a recibir una vacuna tradicional”.
Ahora, dijo, siente como si hubiera cierto estigma al estar vacunada con J&J: “Cuando voy a restaurantes o muestro que estoy vacunada, es como si me dijeran: ‘Dios mío, te has vacunado con J&J’. Es casi como una broma, en la que la gente piensa: ‘Gracias a Dios no me he vacunado con eso'”.
En diciembre, Justman recibió la media dosis de refuerzo de Moderna recomendada por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Eso la deja atrás en comparación con los receptores de Moderna y Pfizer que recibieron dos dosis completas inicialmente y un refuerzo más tarde. Le preocupa saber durante cuánto tiempo estará protegida y cuál debe ser su siguiente paso.
Parece haber un consenso creciente, en los círculos científicos, de que una sola inyección de J&J nunca fue suficiente y que eso podría explicar su menor eficacia en comparación con las vacunas de ARNm.
“Muchos creemos que debería haber sido una vacuna de dos dosis desde el principio”, afirmó Bradley Pollock, decano de ciencias de la salud pública en la Facultad de Medicina de la UC Davis. En los próximos meses, señaló, “es muy posible que digan que un esquema de tres dosis es una vacunación completa”.
Eso me hizo pensar en si estoy completamente vacunado. Teniendo en cuenta la media dosis de refuerzo de Moderna que recibí a finales de octubre, todavía estoy por detrás de los que han recibido tres vacunas de Pfizer o Moderna.
He hablado con varios vacunados con J&J que, por la misma razón, buscaron un segundo refuerzo aunque la directriz federal en este momento exige un solo refuerzo de ARNm, dos meses o más después de la vacunación inicial de J&J.
Hace poco, pedí cita en internet para una segunda dosis de refuerzo de Moderna. En mi primer intento, recibí un mensaje de la farmacia diciendo que no era elegible. Una segunda farmacia me permitió hacer una cita, pero la cancelé en el último momento tras recibir correos electrónicos disuasorios (aunque leves) de dos de mis fuentes expertas.
“No es tan cuantitativo como lo pintan”, escribió el doctor George Rutherford, profesor de epidemiología de la UCSF. La vacuna de J&J y las de ARNm funcionan de forma diferente “así que no es que una de J&J más una Moderna equivalgan a 1,5 dosis de Pfizer. No creo que te enferme, pero yo me quedaría tranquilo. Omicron va a desaparecer”.
Nuevas investigaciones sugieren que tan solo dos inyecciones contra covid podrían ser suficientes para proteger a la mayoría de las personas de enfermedades graves y de la muerte durante muchos meses, o incluso años.
Si te encuentras entre los casi 17 millones de personas con J&J y te has puesto una vacuna de refuerzo, considera quedarte así, como hice yo finalmente. Pero si aún no te has puesto un refuerzo, hazlo cuanto antes. Parece claro, o al menos tan claro como puede estarlo todo lo que respecta a covid, que, si te has vacunado y reforzado, tu riesgo de desarrollar una enfermedad grave es muy bajo.
Las nuevas directrices federales permiten un segundo refuerzo si tu sistema inmunitario está comprometido, por ejemplo, por un tratamiento contra el cáncer, el VIH o un trasplante de órganos. Si no estás inmunodeprimido, pero te preocupa tu escasa protección, puedes intentar convencer a un farmacéutico o al personal de un centro de vacunación para que te pongan otra vacuna. No será fácil, pero es posible. O hablar con tu médico, que puede estar dispuesto a recetarte una.
Ahora que he dedicado la mayor parte de esta columna a señalar los problemas de la vacuna de J&J, es justo que diga algunas cosas positivas sobre ella.
En primer lugar, aunque parece ser menos eficaz que las vacunas de Pfizer y Moderna, la vacuna de J&J sigue proporcionando un alto grado de protección contra enfermedades graves y es muy preferible a no vacunarse. J&J, que es más barata que las vacunas de ARNm y más fácil de transportar, también tiene un papel fundamental que desempeñar en los países de bajos ingresos con grandes poblaciones rurales y escasa infraestructura de transporte.
Incluso en los Estados Unidos, donde el uso de la vacuna de J&J ha disminuido considerablemente, es útil tenerla en stock. Es una buena alternativa para aquellos que no se fían de las inyecciones de ARNm y que de otro modo no se vacunarían.
Y siempre es posible que vuelva a haber demanda. Las vacunas de ARNm conllevan un riesgo de inflamación del corazón para los hombres jóvenes, un efecto secundario que parece ser de corta duración en la mayoría de los casos. Pero si los estudios futuros demuestran que puede provocar daños permanentes o incluso la muerte, “eso haría que la vacuna de J&J fuera potencialmente igual de atractiva, si no más”, afirmó el doctor Walter Orenstein, profesor de epidemiología de la Universidad Emory de Atlanta.
Las vacunas son todavía nuevas, muchos ensayos clínicos aún no han dado resultados inequívocos, y cada nueva variante pone en duda los datos recogidos cuando una cepa diferente era la dominante.
“Puede que resulte ser cierto que tres dosis o dos dosis y un refuerzo centrado en la variante sería lo mejor. Todavía no lo sabemos”, señaló el doctor Gregory Poland, director y fundador del Grupo de Investigación de Vacunas de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. “Y tal como han ido las cosas, apenas obtendremos respuestas a esas preguntas, y habrá pasado más tiempo y llegará una nueva variante”.