Si existe una cita con el destino, está escrita en el calendario del doctor Taison Bell.
Al mediodía del martes 15 de diciembre, Bell, especialista en cuidados intensivos del Sistema de Salud de la Universidad de Virginia será uno de los primeros en arremangarse para recibir la vacuna que lo protegerá del coronavirus.
Bell, de 37 años, se inscribió la semana pasada a través del correo electrónico del hospital para recibir la vacuna. “La historia de esta crisis es que cada semana se siente como un año. Esta es realmente la primera vez que hay una esperanza genuina de que podemos revertir esta situación”.
Por ahora, esa esperanza se limita a unos pocos elegidos. Bell atiende a algunos de los pacientes con COVID-19 más enfermos en el hospital UVA Health en Charlottesville, Virginia.
Bell es uno de los 12,000 trabajadores del hospital “que trabajan directo con estos pacientes”, que podrían ser elegibles para unas 3,000 primeras dosis de vacunas, dijo el doctor Costi Sifri, director de epidemiología del hospital.
“Estamos tratando de encontrar las categorías de mayor riesgo, aquellas que realmente pasan una cantidad significativa de tiempo cuidando a los pacientes”, dijo Sifri. “No se tiene en cuenta a todo el mundo”.
Incluso cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) participaba en intensas deliberaciones antes de la autorización del viernes de la vacuna contra COVID de Pfizer y BioNTech, y días antes de que se liberaran las 6.4 millones de dosis iniciales, los hospitales de todo el país ya estaban planeando cómo distribuir la primeras, y escasas, dosis.
Un comité asesor de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomendó que la máxima prioridad sea para los hogares de adultos mayores de atención a largo plazo y para los trabajadores de atención médica de primera línea.
Pero se sabía que la primera tanda de vacunas no iba a cubrir toda la necesidad y que se iba a tener que hacer un proceso más selectivo, incluso entre los trabajadores críticos del hospital.
En general, se aconseja a los hospitales que cubran a los miembros de su fuerza laboral con mayor riesgo, pero las instituciones deben decidir exactamente quiénes serán, dijo Colin Milligan, vocero de la Asociación Estadounidense de Hospitales, en un correo electrónico.
“Está claro que los hospitales no recibirán lo suficiente en las primeras semanas para vacunar a todos los miembros de su personal, por lo que hubo que tomar decisiones”, escribió Milligan.
En Intermountain Healthcare, en Salt Lake City, Utah, las primeras inyecciones serán para los miembros del personal “con el mayor riesgo de contacto con pacientes COVID positivos o sus desechos”, dijo la doctora Kristin Dascomb, directora médica de prevención de infecciones y salud del personal. Dentro de ese grupo, los gerentes determinarán qué cuidadores son los primeros en la fila.
En la UW Medicine, en Seattle, Washington, que incluye el Harborview Medical Center, un plan temprano requería que el personal de alto riesgo fuera seleccionado al azar para recibir las primeras dosis, dijo la doctora Shireesha Dhanireddy, directora médica de la clínica de enfermedades infecciosas.
Pero el sistema hospitalario de la Universidad de Washington espera recibir dosis suficientes para vacunar a todas las personas en ese nivel de alto riesgo dentro de dos semanas, por lo que la selección aleatoria no ha sido necesaria por ahora.
“Permitimos que las mismas personas programen la cita”, dijo Dhanireddy, y alentamos al personal a vacunarse cerca del final de sus semanas laborales en caso de que tengan reacciones a la nueva vacuna.
Los resultados de los ensayos han demostrado que las inyecciones con frecuencia producen efectos secundarios que, aunque no debilitantes, podrían causar síntomas como fiebre, dolores musculares o fatiga que podrían mantener a alguien en casa por uno o dos días.
“Queremos asegurarnos de que no todo el mundo reciba la vacuna el mismo día para que, si hay algunos efectos secundarios, no acabemos quedando cortos de personal”, dijo Sifri, de UVA Health, y señaló que las directrices exigen que no más del 25% de cualquier unidad se vacune a la vez.
En UVA Health, una vez que se distribuyan las 3,000 dosis iniciales, el hospital planea confiar en lo que Sifri describió como “un código de honor muy estricto” para permitir que los miembros del personal decidan qué lugar ocupar en la fila. Se les ha pedido que consideren factores profesionales, como el tipo de trabajo que realizan, así como riesgos personales: la edad o afecciones subyacentes como la diabetes.
“Vamos a pedirles a los miembros del equipo, utilizando el código de honor, que determinen cuál es su riesgo de COVID y si necesitan tener una cita temprana para la vacuna o una fecha posterior”, explicó.
Se elaboró este plan después que el personal de atención médica rechazara rotundamente otras opciones. Por ejemplo, pocos favorecieron una propuesta para asignar dosis a través de una lotería, como el caótico sistema basado en la fecha de cumpleaños de la película “Contagion”, sobre una horrible pandemia.
Funcionarios del hospital también enfatizaron que están tratando de diseñar planes de distribución que garanticen que las vacunas se asignen de manera equitativa entre los trabajadores de salud, incluidos los grupos sociales, raciales y étnicos que han sido perjudicados de manera desproporcionada por COVID-19. Eso requiere pensar más allá de los médicos y enfermeras de primera línea.
Por ejemplo, en UVA Health, uno de los primeros grupos invitados a vacunarse será el de 17 trabajadores cuya tarea es limpiar cuartos en la unidad de patógenos especiales donde se tratan los casos graves de COVID.
“Reconocemos que todo el mundo está en riesgo de contraer COVID, todo el mundo merece una vacuna”, dijo Sifri.
En muchos casos, quedará claro quién debe ir primero. Por ejemplo, aunque Dhanireddy es doctora especialista en enfermedades infecciosas que consulta sobre casos de COVID, está feliz de esperar. “No me pondría en el primer grupo en absoluto”, dijo. “Creo que tenemos que proteger a nuestro personal que realmente está ahí con ellos la mayor parte del día, y esa no soy yo”.
Para algunos trabajadores de salud, no ser el primero en la fila para la vacunación está bien. Debido a que la vacuna inicialmente fue autorizada solo para uso de emergencia, los hospitales no requerirán que los empleados sean vacunados como parte de esta primera ronda. Entre el 70% y el 75% del personal de atención médica de UVA Health e Intermountain Health aceptaría una vacuna COVID, mostraron encuestas internas. El resto no está seguro o no está dispuesto.
“Hay algunos que aceptarán de inmediato y otros querrán observar y esperar”, dijo Dascomb.
Aún así, autoridades del hospital dicen que confían en que aquellos que quieran la vacuna no tengan que esperar mucho. Dosis suficientes para aproximadamente 21 millones del personal de atención médica deberían estar disponibles a principios de enero, según funcionarios de los CDC.
Bell, el médico de cuidados intensivos, dijo que está agradecido de estar entre los primeros en recibir la vacuna, especialmente después que sus padres, que viven en Boston, contrajeran COVID-19. Publicó sobre su próxima cita en Twitter y dijo que otros trabajadores de salud que se encuentran entre los primeros en la fila deberían hacer público el proceso.
“Serviremos como ejemplo de que esta es una vacuna segura y eficaz”, dijo. “La estamos dejando entrar en nuestros cuerpos. Deberías dejar que entre en el tuyo también”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.