Al corregir un posible error, la Agencia de Atención Médica del condado de Ventura, en California, creó accidentalmente otro, y puso en peligro las vacunas que se dieron a miles de personas en el proceso.
En octubre de 2017, los funcionarios de salud del condado, preocupados por que las vacunas se calentaran demasiado mientras se las transportaba a las clínicas, cambiaron su protocolo. Pero una auditoría de rutina en noviembre encontró que las bolsas de hielo que estaban usando pudieron haber congelado algunos de los medicamentos, y reducido su efectividad. La agencia luego ofreció volver a inmunizar a todos los que habían recibido una vacuna que estaba en un empaque defectuoso.
“No hay manera de saber si fueron ineficaces o no”, dijo Jason Arimura, director de servicios de farmacia para el Centro Médico del condado de Ventura. Como una precaución extra, “notificamos a todos”.
El número de pacientes afectados: 23,000.
El condado de Ventura está lejos de ser el único caso de vacunas que pueden haber perdido su eficacia al llegar al brazo del paciente. Solo en los últimos 13 meses, 117 niños recibieron vacunas contra la poliomielitis, la enfermedad meningocócica y el virus del papiloma humano en una clínica del Servicio de Salud para Indígenas en Oklahoma City cuya eficacia habría estado comprometida debido a una refrigeración inadecuada. Problemas similares con el control de la temperatura hicieron que una clínica de salud en Indianápolis enviara cartas para volver a vacunar a 1,600 personas en enero pasado, según informes locales.
El 1 de febrero, funcionarios de Kentucky informaron que se administraron vacunas potencialmente ineficaces y contaminadas en múltiples negocios en Kentucky, Ohio e Indiana. La declaración no reveló cuántas personas se vieron afectadas.
El gobierno federal establece normas sobre el almacenamiento de vacunas. Sin embargo, no todos los proveedores de atención médica son responsables según esas pautas.
El programa Vaccines for Children (VFC), que ofrece vacunas sin costo para los niños de familias de bajos ingresos, requiere que las clínicas, los médicos y otros proveedores tengan auditorías anuales y utilicen equipos de primera calidad, como dispositivos de monitoreo continuo de la temperatura. También que los problemas se reporten a las autoridades federales.
Más de 44,000 médicos participan en el programa y suministran vacunas al 90% de los niños en el país, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Pero las instalaciones médicas fuera del programa, como muchas farmacias y prácticas privadas que tratan a adultos o niños que no participan en el programa VFC, no tienen una supervisión federal comparable. De hecho, el almacenamiento de vacunas y la notificación de casos de pacientes que reciben medicamentos ineficaces depende en gran medida de su criterio. Las vacunas involucradas en el retiro del condado de Ventura no formaban parte del programa Vaccines for Children.
Expertos dijeron que la mayoría de los hospitales, clínicas y médicos están atentos al almacenamiento adecuado de sus vacunas. Y la investigación sugiere que las vacunas comprometidas que se dan a los pacientes no son dañinas.
L. J Tan, director de estrategia para el grupo de defensa de la vacunación sin fines de lucro Immunization Action Coalition, dijo que la reserva de vacunas de la nación es probablemente una de “las más seguras del mundo”.
Pero el manejo inadecuado de estos medicamentos significa desperdiciar dosis costosas, y el uso de vacunas comprometidas “podría crear un grupo de personas no inmunizadas”, explicó la doctora Julie Boom, pediatra y directora del proyecto de inmunización en el Texas Children’s Hospital. “Y no queremos que eso suceda”.
En el condado de Ventura, los problemas de temperatura afectaron a las vacunas contra la gripe, el tétanos, la difteria, la tos ferina y la hepatitis B. Los funcionarios de salud del condado informaron a los pacientes que se habían realizado la prueba de tuberculosis, y a otros que habían recibido penicilina para tratar la sífilis, que sus medicamentos también podrían haber estado comprometidos.
Hasta enero, aproximadamente 1,200 han regresado para ser revacunados, dijo Arimura. Revacunar a las 23,000 personas costaría $1.3 millones, agregó.
Las vacunas son extremadamente sensibles a las fluctuaciones de la temperatura. En algunos casos, la exposición de una vacuna al entorno incorrecto una vez puede matar de manera efectiva los virus vivos y dañar las proteínas en las vacunas, dijo Tan. Generalmente, los problemas de temperatura ocurren durante el transporte de medicamentos.
Sin un monitoreo adecuado, es casi imposible saber si las vacunas han estado expuestas a temperaturas extremas, explicó Boom.
Un informe de 2012 del inspector general del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) halló que, en un período de dos semanas, tres cuartas partes de los 45 proveedores de atención de salud que fueron incluidos en la muestra, los cuales participaron en el programa VFC, expusieron a sus vacunas a temperaturas inadecuadas durante al menos cinco horas seguidas.
Un estudio separado realizado por investigadores de los CDC, publicado en 2015, encontró que el 23% de los errores de vacunación informados al sistema de vigilancia federal entre 2000 y 2013 implicaban almacenamiento inadecuado o el uso de vacunas que estaban expiradas.
Desde que se conocieron estos informes, los CDC agregaron requisitos adicionales para el programa para niños, incluido el registro diario de la temperatura mínima y máxima de la unidad de almacenamiento de vacunas.
El doctor Paul Hunter, profesor asociado de medicina familiar y salud comunitaria en la Universidad de Wisconsin, dijo que la supervisión federal es “muy buena”.
“En general, lo hacen de manera muy consistente”, dijo.
Para los médicos y clínicas fuera del sistema de vigilancia federal, las preocupaciones financieras a menudo los obligan a tener especial cuidado con las vacunas y medicamentos similares. Una dosis de vacuna puede costar cientos de dólares.
Sanford Health, un sistema de atención médica con sede en Dakota del Sur, con operaciones en todo el Medio Oeste, está trabajando para hacer que los requisitos federales sean el estándar para las vacunas entre sus proveedores de atención médica. El sistema inició Vax Champ, un programa de capacitación de seis meses para que las enfermeras aprendan cómo almacenar y manejar las vacunas. El programa requiere que los participantes tomen fotos periódicamente de sus stocks de vacunas y envíen una lista de todo su inventario para su revisión.
El financiamiento para el programa provino del fabricante de vacunas Sanofi Pasteur.
Andrea Polkinghorn, líder en estrategia de inmunización para Sanford Health, dijo que los sistemas de almacenamiento de vacunas varían ampliamente entre los proveedores. La compra de equipos de almacenamiento de calidad farmacéutica es costosa, dijo, y los proveedores se encuentran en diferentes fases de la actualización.
“Pero cuando comparas eso con la pérdida proyectada de vacunas”, dijo Polkinghorn, “el fin vale la pena”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.