Si te has negado a usar una máscara facial durante la crisis de COVID-19, tal vez deberías reconsiderarlo, ya que el humo de más de 300 incendios forestales está asfixiando a mucha gente en el centro y norte de California.
Pero vas a tener que evaluar cuál es el mejor tipo de máscara.
Los incendios han esparcido sustancias tóxicas, haciendo llover cenizas por toda la región y cubriéndola de una neblina acre de color gris. La calidad del aire en gran parte del Área de la Bahía fue la peor del mundo, durante unos días, la semana del 17 de agosto. Y la temporada de incendios apenas comienza.
El mayor riesgo para la salud: partículas diminutas, de menos de 2,5 micrones de diámetro, que constituyen el 80% del humo de los incendios forestales. Pueden penetrar en el flujo sanguíneo a través de los pulmones, dañando las vías respiratorias y el corazón. Los riesgos son mayores para los adultos mayores y los más pequeños, y para aquéllos con condiciones cardíacas y pulmonares preexistentes.
La mejor defensa contra el humo es simplemente quedarse en casa. “Si no tienes que salir, no salgas”, dijo la doctora Mary Prunicki, directora de investigación sobre contaminación del aire y salud del Centro Sean N. Parker sobre Asma y Alergias de la Universidad de Stanford. Prunicki aconseja mantener puertas y ventanas cerradas y usar un purificador de aire para filtrar las partículas de humo.
Además, hay que abstenerse de hacer ejercicios extenuantes. “Tienes permiso para quedarte en el sofá”, recomendó Anthony Wexler, director del Centro de Investigación de la Calidad del Aire de la Universidad de California-Davis.
Si tienes que salir por un período prolongado, debes cubrirte la cara, y es ahí donde la convergencia de COVID-19 y los incendios forestales plantea desafíos, aunque no insuperables.
Las cubiertas de tela relativamente sueltas y las mascarillas azules de tipo quirúrgico que muchos usamos en público para evitar la propagación del coronavirus no son particularmente útiles contra el humo, aunque pueden proporcionar cierta protección, según demuestran los estudios. Las máscaras de tela redujeron las partículas en el aire en un 57%, según un estudio. Otra investigación demostró que las máscaras quirúrgicas redujeron cuatro veces las concentraciones de partículas y las caseras tres veces.
En comparación, los respiradores con filtro N95, comúnmente conocidos como N95s, proporcionan una reducción del 95% de las partículas.
“Las N95 son geniales, si puedes conseguir una”, señaló Wexler.
Y ahí está el problema. La enorme demanda de máscaras N95 entre los trabajadores de la salud en primera línea contra COVID-19 llevó a restricciones de suministro, en primavera, que continúan este verano.
“Nos preocupa la disponibilidad de las máscaras N95”, expresó Gail Blanchard-Saiger, una de las vicepresidentes de la Asociación de Hospitales de California. Los administradores de un hospital le dijeron recientemente que no habían recibido ni un solo envío de N95 desde marzo. Otro reportó que su hospital tenía 350,000 N95s en pedido pendiente y que tenían suerte de recibir 200 al mes.
Realicé una encuesta (muy poco científica) por mi cuenta, llamando a cuatro ferreterías y cinco tiendas de suministros médicos en el sur de California, donde vivo, para preguntar si vendían N95s. Las ferreterías no las tenían y sólo dos de las tiendas de suministros médicos las vendían.
Si consigues algunas N95, ten en cuenta que funcionan correctamente sólo con un ajuste apretado contra tu piel, proporcionando un sello que minimiza las fugas. Es probable que sean demasiado grandes para los niños, y si tienes vello facial interferirá con el ajuste.
El ajuste apretado de una N95 que funciona correctamente significa que es incómodo, “así que no lo vas a usar por mucho tiempo, porque va a ser muy molesto”, advirtió Wexler.
Si sufres de una condición respiratoria como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), consulta con tu médico antes de usar una mascarilla.
Gina Spadafori, residente de West Sacramento que ha padecido de asma toda su vida, compró una caja de N95 durante el incendio (Paradise) de finales de 2018 y le quedaba uno de los respiradores. En agosto, cuando su vecindario fue engullido por el humo de una multitud de incendios forestales en la región.
Se lo puso antes de salir a cuidar de sus cabras y pollos una mañana reciente. “Inmediatamente sentí una opresión en el pecho y algunos problemas para respirar”, contó Spadafori, de 62 años. “Así que creo que salir al granero sin él habría sido un grave error”.
Dada la importancia de la conservación de las máscaras durante la pandemia, es aceptable reutilizar las N95, apuntó el doctor Nicholas Kenyon, jefe de la división de medicina pulmonar, de cuidados críticos y del sueño de UC Davis Health. “Si no están sucias y húmedas, y todavía están intactas, puedes usarlas durante varios días, con la esperanza de llegar al fin de todo esto”.
Si no puedes conseguir los N95, no te preocupes. Tienes otras opciones. Una es un tipo de N95 alternativo, conocido como KN95, que es fácil de conseguir. Ocho de las nueve tiendas a las que llamé las tenían en stock.
Las KN95, producidos principalmente por fabricantes chinos, filtran el 95% de las partículas en el aire, como las N95. Pero cuidado: No siempre funcionan como se anuncia. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) rescindió su autorización de emergencia para algunas marcas de KN95 después de que un estudio encontrara que no cumplían con el objetivo del 95%.
El sitio web de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) proporciona informes de eficiencia de filtración para un gran número de respiradores N95 y KN95.
También puedes insertar filtros PM2.5, diseñados para máscaras de tela o quirúrgicas. Se pueden comprar en línea; hay muchos y son baratos. La desventaja es que puede ser difícil conseguir un ajuste apretado, por lo que podría haber fugas.
“No son tan buenos como los de verdad, pero es mejor que nada”, apuntó Wexler.
Si quieres parecer Darth Vader, y ser más sofisticado, puedes gastar un poco más de dinero y echar un vistazo a los respiradores elastoméricos: máscaras de goma o silicona ajustadas que vienen con cartuchos de filtración y ofrecen una protección al menos equivalente a la de un N95 y, en algunos casos, mejor.
También tienen válvulas de exhalación, lo que facilita la respiración. Pero hay un problema con eso: Expulsas gotas respiratorias. Genial para lidiar con el humo, pero potencialmente riesgoso para aquellos que se encuentran en medio de una pandemia. Como el N95, su ajuste puede hacer que sea difícil de usar durante largos períodos de tiempo, especialmente en altas temperaturas.
Sea lo que sea que decidas, una cosa parece ineludible: Con una sociedad que se ha vuelto germofóbica por la pandemia y con los incendios forestales como una amenaza cada vez mayor, las máscaras se están convirtiendo rápidamente en una parte indispensable de nuestro vestuario.
“Creo que esta es la nueva normalidad del siglo XXI”, aseguró el doctor Richard Jackson, profesor emérito de la Escuela de Salud Pública Fielding de la UCLA y ex jefe del Departamento de Salud Pública de California bajo el gobierno de Arnold Schwarzenegger. “Guardas las baterías de las linternas en casa, y tienes máscaras de buena calidad”.