Cuarenta semanas.
El campo médico considera cuarenta semanas, o nueve meses, el embarazo perfecto. Los bebés nacidos antes de esta marca se enfrentan a la posibilidad de complicaciones de salud que podrían durar toda la vida. Sin embargo, según los últimos datos, más mujeres están teniendo sus bebés demasiado pronto.
El número de nacimientos prematuros en los Estados Unidos aumentó en el 2015 por la primera vez en ocho años, según datos presentados el martes 1 de noviembre por March of Dimes. La organización también informó que las minorías raciales siguen experimentando trabajo de parto temprano en tasas más altas.
Los nacimientos prematuros aumentaron de 9,57 a 9,63 por ciento en el 2015, lo que representa un adicional de 2.000 bebés nacidos de manera prematura en los Estados Unidos, según el informe.
Siete estados -Arkansas, Connecticut, Idaho, Nebraska, Nuevo México, Utah y Wisconsin- tuvieron porcentajes de nacimientos prematuros más altos que en el 2014, pero el informe no ofrece ninguna sugerencia sobre lo que causó ese aumento. Cuatro estados -Vermont, Oregon, New Hampshire y Washington- obtuvieron las calificaciones más altas de la organización por tener una tasa de nacimientos prematuros de 8,1 por ciento o menos.
En general, el repunte nacional hizo que la calificación estadounidense fuera una C, en una escala de A a F.
Los investigadores de March of Dimes utilizaron datos compilados por el National Center for Health Statistics. El centro mantiene el Vital Statistics Cooperative Program, que recopila información de salud de 57 agencias para evaluar diferentes marcadores de salud en toda la nación.
El aumento en el número de niños prematuros indica una alerta para revisar las estrategias existentes, dijo Edward McCabe, jefe médico de March of Dimes.
“Creemos que éste es un reconocimiento de que tenemos que trabajar más duro como nación, que necesitamos enfocar”, dijo.
Un parto prematuro, definido como un niño nacido antes de las 37 semanas de embarazo, ocurre en casi 1 de cada 10 partos en los Estados Unidos. Es la principal causa de trastornos neurológicos en niños, reportan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, y representa el mayor contribuyente de muerte infantil.
Breena Holmes, directora de salud materno infantil en el departamento de Salud de Vermont, dijo que está orgullosa de la ejemplar tasa baja de nacimientos prematuros en su estado. El estado cuenta con la tasa más baja de la nación y mantiene programas innovadores para aumentar el acceso a la atención. Sin embargo, Holmes dijo que todavía le preocupa que haya demasiados bebés prematuros nacidos en el estado.
“Sigo siendo consciente de que cada vez que un bebé llega temprano, hubo un problema del sistema en el que podríamos haber trabajado”, dijo.
Las disparidades continúan a través de líneas geográficas, étnicas y raciales, dijo McCabe. Los asiáticos y los habitantes de las islas del Pacífico resultaron ser los mejores entre todas las minorías raciales y étnicas, con una tasa de nacimientos prematuros del 8,5 por ciento, un punto porcentual más bajo que el promedio nacional. Los hispanos y los blancos no hispanos también rondaron por debajo de la media nacional, en un 9 por ciento.
Las mujeres afroamericanas tenían la tasa más alta entre todas las minorías. Más del 13 por ciento de los niños nacidos de madres negras no hispanas llegaron prematuramente, según el informe. Los estados con grandes poblaciones afroamericanas, como Louisiana, Mississippi y Alabama, tuvieron los porcentajes más altos de nacimientos prematuros.
La geografía también jugó un papel clave en el alza, dijo McCabe. Un número cada vez mayor de comunidades urbanas y rurales carecen de acceso a atención médica a lo largo del país. Incluso en los estados con un bajo número general de nacimientos prematuros, los desgloses de los condados revelan amplias variaciones, explicó McCabe.
“Queremos que todos los bebés, sin importar en dónde nacieron, sin importar su origen étnico, nazcan con el mejor comienzo en la vida,” dijo.
Claire Brindis, directora del Philip R. Lee Institute for Health Policy Studies de la Universidad de California en San Francisco, dijo que las diferencias raciales y étnicas subrayan un énfasis excesivo en la intervención médica y una falta de educación entre las mujeres. La planificación para el embarazo no comienza con la atención prenatal, dijo, sino con la comprensión de los factores de riesgo y los deseos con respecto a la planificación familiar que el paciente tiene antes de concebir un niño.
Aunque no todos los nacimientos prematuros pueden prevenirse, ayudar a una mujer a experimentar el mejor embarazo posible puede mejorar mucho los resultados, dijo McCabe.
“Cada mujer está tratando de hacer lo mejor que puede”, dijo. “Tenemos que mostrarle lo que se puede hacer”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.