Phyllis Petruzzelli pasó la semana antes de Navidad luchando por respirar. Cuando fue a la sala de emergencias el 26 de diciembre, el doctor del Hospital Faulkner de Brigham and Women, cerca de su casa en el vecindario Jamaica Plain de Boston, le informó que tenía neumonía y que debía internarse… y le propuso algo que la puso nerviosa. En lugar de ser admitida en el hospital, le dijo que podía volver a su casa y dejar que el hospital se acercara a ella.
Como paciente del “hospital en el hogar”, Petruzzelli, de 71 años, supo que médicos y enfermeras vendrían a su casa dos veces al día y realizarían cualquier prueba o análisis de sangre necesarios.
Le colocarían un pequeño parche, más pequeño que su dedo meñique, en la piel para controlar sus signos vitales y enviar un flujo constante de datos al hospital. Si tuviera alguna pregunta, podría hablar cara a cara a través del video chat en cualquier momento con una enfermera o un médico.
Los hospitales son lugares ruidosos y llenos de gérmenes, que ponen a los pacientes gravemente enfermos y frágiles en riesgo de infección, insomnio y delirio, entre otros problemas. “Tu resistencia es baja”, le dijo el doctor. “Si vienes al hospital, no sabemos lo que podría pasar. Eres una candidata perfecta para estar internada en tu casa”.
Petruzzelli estuvo de acuerdo. Esa tarde, volvió a casa en un auto del hospital. Un médico y una enfermera estaban esperando en la puerta. Se acomodó en el sofá, con su marido, Augie, y su perro, Max. El doctor y la enfermera revisaron su IV, le colocaron el parche de monitoreo en el pecho y se fueron.
Cuando el doctor David Levine llegó a la mañana siguiente, le preguntó por qué había estado caminando durante la noche. Lejos de sentirse incómoda que se monitorearan sus viajes nocturnos al baño, “me sentí muy segura”, dijo Petruzzelli. “Si me hubiera caído y mi esposo hubiera estado fuera de la casa, los médicos se habrían enterado”.
Después de tres días sin incidentes, fue “dada de alta” de su hospitalización domiciliaria y se le retiró el equipo. “Lo haría de nuevo sin dudarlo”, dijo Petruzzelli.
Brigham Health en Boston es uno de un número cada vez mayor de sistemas de salud que alientan a los pacientes que están estables y no necesitan atención intensiva las 24 horas a optar por la atención hospitalaria en el hogar.
“El personal del hospital se ha dado cuenta que esto es realmente lo que quieren los pacientes, y que es muy bueno”, dijo Levine.
Este enfoque es bastante común en Australia, Inglaterra y Canadá, pero enfrenta una batalla cuesta arriba en los Estados Unidos.
Un obstáculo clave con el que los clínicos y analistas están de acuerdo es que las aseguradoras de salud, cuyos sistemas generalmente no están diseñados para cubrir la atención hospitalaria en el hogar, vayan a pagar.
En Brigham Health, el hospital puede cobrarle a una aseguradora por una visita domiciliaria, pero el resto de los servicios hospitalarios están cubiertos por subvenciones y fondos del Partners HealthCare’s Center for Population Health, que está afiliado a Brigham Health, explicó Levine.
Las aseguradoras de salud no tienen una posición sobre los programas de hospital en el hogar, dijo Cathryn Donaldson, vocera de America’s Health Insurance Plans, un grupo comercial de la industria.
“En general, los proveedores de seguro de salud se comprometen a garantizar que los pacientes tengan acceso a la atención que necesitan, y existen planes Medicare Advantage que cubren este tipo de cuidado en el hogar”, dijo Donaldson en un comunicado.
Levine, investigador clínico del Hospital Brigham and Women’s e instructor de la Harvard Medical School, fue el autor principal de un estudio publicado en febrero que informaba los resultados de un pequeño ensayo que comparó el uso, la experiencia y los costos de la atención médica de pacientes de Brigham que recibieron atención a nivel hospitalario en el hogar o en el hospital en 2016.
Los 20 pacientes analizados tenían una variedad de afecciones, que incluyeron infección, insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o asma. El ensayo halló que los costos del tratamiento de los pacientes bajo atención domiciliaria fueron significativamente más bajos, aproximadamente la mitad que de los pacientes tratados en el hospital.
¿Por qué? El personal del hospital es más caro porque debe estar disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana. Los pacientes de atención domiciliaria también tuvieron menos pruebas de laboratorio y visitas de especialistas.
El estudio encontró que ambos grupos de pacientes estaban igualmente satisfechos con su cuidado, pero el grupo del hogar fue más activo físicamente.
Brigham Health está llevando a cabo más ensayos para probar el modelo en el hogar para una gama más amplia de diagnósticos.
El doctor Bruce Leff comenzó a explorar el concepto de hospital en el hogar hace más de 20 años, realizando estudios iniciales en centros médicos de Veterans Affairs y planes Medicare Advantage que hallaron que los pacientes tenían menos complicaciones, mejores resultados y costos más bajos al tener atención domiciliaria.
La investigación de Leff también halló que los cuidadores reportaron menos estrés cuando el paciente estaba en su casa. Para los cuidadores, ir a un hospital desconocido, buscar y pagar el estacionamiento y tratar de programar reuniones con los médicos, mientras están preocupados por la salud de un ser querido, era muy desgastante.
Pero también hay obstáculos prácticos.
“En Nueva York, todavía es más fácil conseguir comida china que recibir oxígeno en casa”, dijo Leff, profesor de medicina y director del Centro de Investigación Geriátrica Transformadora de la Facultad de medicina Johns Hopkins.
Desde que el sistema de siete hospitales de Mount Sinai lanzó su programa Hospital-at-Home en la ciudad de Nueva York en 2014, más de 700 pacientes han elegido la atención en el hogar en vez de la hospitalaria.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.