Hace solo tres semanas, la doctora Kathryn Davis estaba preocupada por el coronavirus, pero no por cómo podría afectar a su grupo de cinco ginecólogos obstetras que atienden en un hospital suburbano, en las afueras de Boston.
“En medicina creemos que somos relativamente inmunes a la economía”, dijo Davis. “La gente siempre se enfermará; la gente siempre va a necesitar médicos”.
Hasta que, hace dos semanas, sus ingresos por práctica disminuyeron un 50% casi de la noche a la mañana, después que funcionarios de Massachusetts les dijeran a médicos y hospitales que dejaran de realizar pruebas y procedimientos electivos.
Para Davis, eso significaba no más visitas y exámenes ginecológicos no urgentes.
A fines del 23 de marzo, cuando Davis y sus socios finalmente aceptaron el sorprendente giro de los acontecimientos, idearon un plan provisional. Las 35 enfermeras, asistentes médicos y secretarias que emplean tendrían dos opciones: pasar de ser trabajadores de tiempo completo a medio tiempo, o comenzar a cobrar el seguro de desempleo.
Los médicos en la práctica tendrían un recorte salarial sustancial. Davis dijo que está escuchando a colegas que podrían tener que cerrar permanentemente sus consultorios si el enfoque en la atención de crisis continúa durante meses.
“Es impactante”, dijo. “Nos tomó a todos por sorpresa”.
Atrius Health, el grupo médico independiente más grande de Massachusetts, dijo que el volumen de pacientes ha bajado un 75% desde mediados de marzo. Está cerrando oficinas temporalmente, colocando a muchos empleados no médicos en licencia, y reteniendo el pago de los que se quedan.
La retención promedio es del 20%, y la empresa se compromete a devolver el pago retenido. Los trabajadores con salarios más bajos, aquellos que ganan hasta $55,000, están exentos.
“Lo que estamos tratando de hacer es diseñar una solución para superar la crisis y mantener empleadas a tantas personas como podamos”, dijo el doctor Steven Strongwater, CEO de Atrius Health.
Atrius atiende a 745,000 pacientes en clínicas que a menudo incluyen atención primaria, especialistas, radiología y una farmacia, todo bajo un mismo techo.
Strongwater dijo que los grupos médicos deben incluirse cuando el gobierno federal distribuya $100 mil millones a los hospitales del paquete de estímulo de $2 billones.
No está claro si ese dinero frenará la ola de despidos y pérdida de salarios en los hospitales y los consultorios. Un grupo de médicos de la Escuela de Medicina de Harvard suspenderá las contribuciones para el fondo de retiro a partir del 1 de abril.
Beth Israel Lahey Health, la segunda red de hospitales más grande de Massachusetts, anunció el lunes 30 de marzo recortes salariales a ejecutivos.
“La suspensión de los procedimientos electivos y la disminución de las visitas a nuestros consultorios de atención primaria y centros de urgencias han resultado en desafíos financieros”, escribió el doctor Kevin Tabb, CEO de la red, en un correo electrónico a los empleados.
Tabb dijo que él mismo tendría un recorte salarial del 50%. Otros ejecutivos y presidentes de hospitales en el sistema renunciarán al 20% de sus salarios durante los próximos tres meses.
“Aunque se están reduciendo las compensaciones del liderazgo ejecutivo, nunca vamos a comprometer el trabajo esencial que hacemos para proteger su seguridad y la seguridad de nuestros pacientes”, dijo Tabb al personal.
Steward Health Care, con sede en Dallas, Texas, ha dicho a los empleados no médicos de hospitales en Massachusetts, y en otros ocho estados donde opera, que esperen licencias. En un comunicado, el grupo dijo que se preparó para la pandemia pero que está experimentando un “shock financiero sísmico”.
“Las cirugías electivas son la piedra angular del modelo operativo de nuestro sistema hospitalario, y no se puede exagerar el impacto negativo por la cancelación de estos procedimientos. Además, los pacientes son cautelosos y eligen diferir cualquier tratamiento que no sea de emergencia o visitas de rutina hasta que esta crisis haya pasado”.
El doctor Kaarkuzhali Babu Krishnamurthy, profesor asistente de neurología en la Escuela de Medicina de Harvard, quien estudia el campo de la ética médica, dijo que los empleadores deben pensar más detenidamente sobre la ética de pedir a los médicos y enfermeras que vivan con menos cuando muchos trabajan más horas y ponen la salud de sus familias en riesgo.
“En un momento en que los sistemas de atención médica están pidiendo a los médicos y enfermeras que hagan más, no les deben poner más escollos”, dijo Krishnamurthy.
Se habla de redistribuir trabajadores de salud despedidos a nuevas unidades para COVID-19 que se abren en hospitales que habían cerrado, o en sitios preparados para recibir pacientes de emergencia. Tim Foley, vicepresidente ejecutivo del sindicato de atención médica más grande de Massachusetts, 1199SEIU, está promoviendo el desarrollo de un registro de personal.
“Es muy importante, ahora más que nunca, explorar todas las opciones para mantener el nivel de atención urgente que se necesita en todo el estado y esperamos trabajar con todas las partes interesadas para hacer precisamente eso”, dijo Foley en un correo electrónico.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.