SAN JOSÉ, California – La ciudad más grande de Silicon Valley prohibió este verano los productos de tabaco con sabor en las estanterías de las tiendas, uniéndose a decenas de otras ciudades y condados de California cuyos departamentos de salud pública buscan reducir la adicción a la nicotina entre los jóvenes y los adultos jóvenes.
Al igual que San José, el condado de Sacramento también impuso una prohibición este verano. Los Angeles, la mayor ciudad de California, y San Diego aplicarán las prohibiciones en enero.
Aunque comunidades grandes y pequeñas de todo el estado ya han actuado, los californianos decidirán en noviembre si promulgan una de las prohibiciones estatales más completas del país sobre el tabaco aromatizado, haciendo que sea ilegal que los minoristas vendan cigarrillos, cigarrillos electrónicos o vapeadores aromatizados, incluidos los que tienen sabor a mentol. También se prohibiría la venta de chicles o gomitas que contengan nicotina y no estén aprobados por la FDA.
Lo que está sobre la mesa es una ley estatal de 2020 que habría prohibido la venta de esos productos, pero que nunca entró en vigor. A los pocos días de su aprobación, las grandes tabacaleras lanzaron un referéndum para anular la ley.
El “sí” al referéndum, conocido como Proposición 31, mantendría la ley, prohibiendo la venta de tabaco aromatizado. El “no” anularía la ley.
Si la medida se aprueba, las ordenanzas locales más restrictivas seguirían en vigor, mientras que la ley estatal anularía las prohibiciones menos estrictas. Si el referéndum fracasa, todas las prohibiciones locales seguirían en vigor.
San José comenzó a prohibir la venta de productos de tabaco aromatizados el 1 de julio. Joseph Smith, residente de la ciudad, que trabajaba en un estanco local un martes reciente, dijo que empezó a fumar a los 12 años cuando un amigo le regaló un cigarrillo mentolado. Ahora, con 30 años, Smith contó que dejó de fumar cigarrillos hace dos años y se pasó a los Puff Bars, vapeadores desechables cuya venta ahora es ilegal según la normativa de la ciudad. Aseguró que ya no vapea.
Smith afirmó que no apoya las tácticas de marketing de las grandes tabacaleras, pero tampoco apoya que se le quite a la gente la libertad de comprar su producto favorito en la tienda local.
“Sus productos matan, y ellos se benefician a costa de la vida de las personas”, añadió Smith sobre la industria del tabaco. “Pero en general, sigo pensando que la gente tiene derecho a hacer lo que quiera”.
Los defensores de las ordenanzas locales y de la prohibición estatal afirman que las medidas tienen como objetivo principal proteger a los jóvenes para que no se vuelvan adictos, como le ocurrió a Smith.
“Podemos impedir que las grandes tabacaleras utilicen los sabores para enganchar a los niños a la nicotina y se beneficien de la adicción, la enfermedad y la muerte”, declaró el ex senador estatal Jerry Hill, autor de la ley de 2020, ante los legisladores en una reciente audiencia sobre la medida a votar. “Si podemos salvar aunque sea unas pocas vidas poniendo fin a la venta de tabaco con sabor a caramelo, habrá valido la pena”.
Una encuesta realizada en 2021 por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) descubrió que un 75% de los estudiantes de secundaria y el 80% de los de secundaria que consumen tabaco utilizan un producto con saborizantes, a menudo con “sabores que gustan a los niños, como frutos rojos, cereza, manzana, algodón de azúcar y chicle”, que enmascaran la peligrosidad del tabaco y crean una puerta de entrada para los menores de edad.
En 2020, se calcula que 4,5 millones de estudiantes de secundaria consumieron productos del tabaco. Antes de la pandemia, el número de jóvenes encuestados en las escuelas que consumían tabaco había ido subiendo de forma constante, pasando de 3,6 millones en 2017 a 6,2 millones en 2019, según los sondeos de los CDC.
“No es bueno para el cerebro en desarrollo de los jóvenes”, señaló Kevin Schroth, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Rutgers. Schroth trabajó anteriormente en la política de control del tabaco en la ciudad de Nueva York, que prohibió la venta de tabaco aromatizado en 2009. “No hay ninguna razón para que se desarrollen adicciones a estos productos”.
Si los californianos mantienen la ley estatal, el suyo sería el quinto estado en adoptar una prohibición a este producto después de Rhode Island, Nueva Jersey, Nueva York y Massachusetts, según la Campaña para Niños Libres de Tabaco. Unas 345 localidades de todo el país prohíben la venta de tabaco aromatizado.
Sin embargo, algunas de estas leyes, incluida la de California, contienen lagunas evidentes, como la de permitir los sabores en los cigarros puros de alta calidad, en las ‘hookahs’ o cachimbas, en el tabaco de pipa y en las compras por Internet. Mientras que algunas ciudades y estados han prohibido la venta por Internet, otros han alegado problemas legales para regular el comercio interestatal, dejando que sea el gobierno federal el que actúe. En abril, la FDA propuso normas para prohibir la fabricación, distribución y venta de cigarrillos mentolados y cigarros aromatizados, pero las normas aún no se han concretado.
En junio, la agencia ordenó a la empresa Juul que dejara de vender sus cigarrillos electrónicos, pero una semana y media después suspendió la prohibición, a raíz de una demanda federal de la empresa. La FDA dijo que su orden necesitaba una mayor revisión científica. Mientras tanto, la legislación en el Congreso para prohibir la venta de tabaco aromatizado se ha estancado.
La industria tabaquera ha gastado casi $22 millones para anular la ley de California, frente a los $5,7 millones gastados por los partidarios de la prohibición. La portavoz de la campaña “NO a la Proposición 31”, Beth Miller, escribió en un correo electrónico que la regulación gubernamental restringe el derecho de los fumadores adultos a elegir y les quita una alternativa a los cigarrillos que algunas personas utilizan para dejar el hábito. Miller dijo que la campaña está de acuerdo en que “los jóvenes nunca deberían tener acceso a ningún producto de tabaco”, que ha sido ilegal en California para cualquier persona menor de 21 años desde 2016.
Los funcionarios de salud pública, sin embargo, dicen que los productos con sabor se mercadean claramente para los jóvenes, y éstos los usan. Una encuesta realizada en 2021 por el condado de Santa Clara, por ejemplo, descubrió que el 93% de los estudiantes de secundaria que habían consumido tabaco eligieron un producto aromatizado. Algo más de la mitad de los encuestados que vapean dijeron que habían comprado sus propios cigarrillos electrónicos.
“Cuando los productos están disponibles, los jóvenes pueden encontrar una manera de conseguirlos”, señaló Don Tran, coordinador del programa Comunidades Libres de Tabaco del condado. “Pero cuando eres capaz de retirar físicamente el producto de la venta en el estante, vas a reducir drásticamente esa disponibilidad”.
Es demasiado pronto para saber si la prohibición de los sabores está funcionando en San José.
En Houdini’s Smoke Shop, en el centro de la ciudad, el copropietario John Tokhi dijo que la tienda ha perdido alrededor del 80% de sus ventas en favor de los municipios vecinos donde la venta de productos sigue siendo legal. Antes de la prohibición, dijo, una cálida tarde de verano atraía a una fila de profesionales y asistentes a conciertos. Esas multitudes han sido sustituidas por una clientela que se apresura esporádicamente a comprar paquetes de cigarrillos y objetos para fumadores.
Los estantes de la parte trasera de su tienda, en los que antes se exhibían vapeadores de sabores, están ahora casi vacíos, y solo hay vapeadores sin nicotina y algunas gorras de béisbol.
“Tengo un montón de clientes enfadados”, comentó Tokhi. “Están realmente molestos. No quieren conducir más lejos. Hemos perdido mucho”.
Los estudios demuestran que las leyes contra el tabaco aromatizado han funcionado para frenar el consumo de los adolescentes. En la ciudad de Nueva York, por ejemplo, los funcionarios de salud pública analizaron el descenso de las ventas de tabaco de sabores y concluyeron que los adolescentes tenían un 37% menos de probabilidades de probar tabaco aromatizado cuatro años después de que se aprobara la prohibición local.
La doctora Achala Talati, directora de políticas y programas de tabaco de la Oficina de Prevención de Enfermedades Crónicas de la ciudad de Nueva York, dijo que los jóvenes “utilizan el tabaco de forma oportunista” compartiendo productos con amigos o fumando cuando es fácil de conseguir. Por lo tanto, reducir la disponibilidad de productos aromatizados disminuye la exposición de los jóvenes a la nicotina, señaló.
“Reducir el acceso a los productos a nivel local tiene como resultado un menor consumo”, agregó Talati.