Donn Trenner, de 91 años, calcula que dos tercios de sus amigos están muertos.
“Es difícil”, dijo. “He perdido a mucha gente”.
A medida que los baby boomers (los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial) envejecen, cada vez más personas llegarán a los 80, 90, o más. No solo perderán amigos, sino que enfrentarán la abrumadora tarea de tener que hacer nuevos, a una edad avanzada.
La amistad en la vejez juega un papel fundamental en la salud y el bienestar, según hallazgos recientes del Stanford Center on Longevity’s Sightlines Project. Las personas aisladas enfrentan riesgos de salud comparables a los de los fumadores, y su riesgo de mortalidad es el doble que el de las personas obesas, revela el estudio.
Los baby boomers están más desconectados de sus vecinos e incluso de sus seres queridos que cualquier otra generación, explicó la doctora Laura Carstensen, directora del Stanford Center on Longevity y ella misma una “boomer” de unos 60 años. “Si nos desconectamos, va a ser más difícil hacer nuevos amigos”, dijo.
Trenner sabe cómo se siente. En 2017, justo antes de Año Nuevo, trató de contactar a su amiga Rose Marie, ex actriz y coprotagonista en la comedia de los 60 “The Dick Van Dyke Show”. Trenner viajó con Rose Marie como pianista y arreglista haciendo shows en centros de adultos mayores a lo largo de la costa de Florida hace más de cuatro décadas.
“Cuando estábamos actuando, podías escuchar todos los audífonos gritando en la audiencia”, bromeó.
La noticia que ella había muerto le rompió el corazón.
Pero aunque Rose Marie era una amiga irremplazable, ni su fallecimiento ni la muerte de docenas de sus otros amigos y asociados impedirán que Trenner haga nuevos amigos.
Esa es una de las razones por las que, cada lunes a la noche, todavía toca con la Hartford Jazz Orchestra en Arch Street Tavern, en Hartford, Connecticut.
Durante los últimos 19 años, ha sido el pianista y director musical de la orquesta. A menudo, al menos uno o dos miembros de la banda de 17 integrantes no pueden llegar al concierto, pero deben organizar para que alguien los suplante. Trenner dijo que, como resultado, no solo mantiene contacto regular con amigos de toda la vida, sino que sigue conociendo y haciendo amigos con nuevos músicos, la mayoría de menos de 50 años.
Dos veces divorciado, Trenner también sigue siendo un buen amigo de sus dos esposas. Y hace poco viajó a San Diego para visitar a su mejor amigo, también músico, que estaba celebrando su cumpleaños número 90. Se conocen desde que los reclutaron a los 18 años en el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos. Todavía hablan casi a diario.
“La amistad no se da por sentada”, dijo Trenner. “Tienes que invertir en la amistad”.
Incluso a sus 90 años, la idea de ser el único sobreviviente puede parecer sorprendente.
Tal vez es por eso que Lucille Simmons, de 91 años, de Lakeland, Florida, se detiene, en mitad de una frase, mientras rastrea las múltiples pérdidas de amigos y familiares. No solo ha despedido a sus dos amigos más cercanos, sino a su nieta, hija y su esposo por 68 años. Aunque su esposo provenía de una gran familia de 13 hijos, casi todos sus hermanos ya han muerto.
“Solo hay un hermano vivo, y cenaré con él esta noche”, dijo Simmons.
Hace cinco años, la mujer dejó su nativa Hamilton, en Ohio, para mudarse con su hijo y su esposa, a una comunidad cerrada para mayores de 55, ubicada entre Tampa y Orlando. Tuvo que aprender a hacer amigos de nuevo. Criada como hija única, dijo, estaba preparada para la tarea.
Simmons toma clases y juega juegos de mesa en su comunidad. También pasea por su vecindario en un carrito de golf (que ganó en una rifa) invitando a la gente a pasear con ella.
Por su parte, Trenner no necesita un carrito de golf.
Su fórmula personal para hacer amigos es la música, la risa y mantenerse activo. Hace amigos ya sea que esté actuando o asistiendo a eventos musicales, o enseñando.
Simmons tiene su propia fórmula. Es una división de aproximadamente 50-50 entre pasar tiempo de calidad con familiares (a los que considera amigos) y amigos que no son familia. Las probabilidades están con ella. Después de todo, pasó 30 años como registradora oficial de las estadísticas vitales de Hamilton. En ese trabajo, era responsable de registrar cada nacimiento, y cada muerte en la ciudad.
Los expertos dicen que ambos están haciendo lo correcto, no solo permaneciendo abiertos a nuevas amistades sino también creando constantemente nuevas formas de buscarlos, incluso a una edad avanzada.
Las amistades genuinas a cualquier edad generalmente requieren un contacto reiterado, dijo la doctora Andrea Bonior, autora de “La solución de la amistad: guía completa para elegir, perder y mantenerse con sus amigos”. Bonior recomienda a las personas mayores participar de clases grupales de ejercicios, tejido o clubes de lectura.
También sugiere que las personas mayores mantengan una “conducta altruista”, como ser voluntarios en un comedor comunitario o en un refugio de animales, o dar clases particulares de inglés como segundo idioma.
“Las amistades no ocurren en el vacío”, dijo. “No conoces a alguien en Starbucks y de pronto se convierte en tu mejor amigo”.
Quizás pocos entiendan mejor la necesidad de amistad que Carstensen, quien, además de dirigir el Stanford Center on Longevity, es autora de “Un futuro brillante: felicidad, salud y seguridad financiera en una época de mayor longevidad”.
Carstensen dijo que volver a la escuela puede ser una de las maneras más exitosas para que un adulto mayor haga un nuevo amigo.
Bonior recomienda que las personas mayores estén en las redes sociales. Estas conexiones pueden ayudarlos a entablar nuevas amistades con sobrinos e incluso nietos, dijo Alan Wolfelt, autor, educador y fundador del Center for Loss and Life Transition.
“Es importante crear sistemas de apoyo que no te limiten a estar solo con personas de tu propia generación”.
Muchos adultos mayores consideran a sus hijos como sus mejores amigos, y Carstensen dijo que esto puede ser muy positivo en varios niveles.
“No creo que importe quiénes son tus amigos”, dijo. “La calidad de la relación es lo más importante”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.