En Connecticut, a los trabajadores de la construcción del sindicato Local 478 que completan un tratamiento por adicciones se los conecta con un coach que los visita a diario, los acompaña a las reuniones de recuperación y ayuda con el proceso de reincorporación al trabajo durante un año.
En Pennsylvania, los médicos que solicitan acreditación en los hospitales Geisinger no están obligados a responder a preguntas personales sobre la atención de salud mental que han recibido, lo que reduce el estigma que rodea a los médicos que buscan tratamiento.
El lugar de trabajo es la nueva zona cero para abordar la salud mental. Esto significa que las empresas, tanto empleados como supervisores, deben hacer frente a crisis que van desde la adicción hasta el suicidio.
Estos dos avances aparentemente inconexos en Connecticut y Pennsylvania tienen un punto en común: surgieron del trabajo de una agencia federal poco conocida llamada Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH).
Es una de las agencias federales clave que lidera los esfuerzos en materia de salud mental en el lugar de trabajo, desde la reducción de las alarmantes tasas de suicidio entre los trabajadores de la construcción hasta la lucha contra el agotamiento y la depresión entre los trabajadores de salud.
Pero después de cumplir un papel importante durante la pandemia de covid-19, ese trabajo ahora está en peligro. La administración Trump ha despedido a la mayoría del personal del NIOSH, y se ha propuesto una reducción considerable de su presupuesto.
El sector privado y las organizaciones sin fines de lucro pueden llenar parte del vacío, pero no pueden igualar los recursos del gobierno federal. Y es posible que algunas empresas no prioricen el bienestar de los trabajadores por encima de las ganancias.

El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) es una agencia federal poco conocida que ha sido fundamental en los esfuerzos nacionales para investigar la salud mental y el bienestar en el trabajo. Bajo la administración Trump, las oficinas del NIOSH en todo el país, incluida la de la foto, en Cincinnati, han sido desmanteladas por la reorganización y la reducción de personal.(Stephanie Stapleton/KFF Health News)
Alrededor del 60% de los empleados en todo el mundo afirman que su trabajo es el factor principal que afecta a su salud mental. Las investigaciones sugieren que el estrés laboral es la causa de unas 120.000 muertes y representa hasta el 8% de los costos de salud en Estados Unidos cada año.
“La salud mental en el trabajo es una de las áreas más infravaloradas y, sin embargo, más críticas en las que podríamos intervenir”, afirmó Thomas Cunningham, quien fue científico del comportamiento en el NIOSH y que aceptó el pago de un retiro voluntario este año. “Estábamos empezando a obtener un fuerte apoyo de todos los actores involucrados”, dijo. “Esta administración lo ha echado todo por tierra”.
El NIOSH, creado en 1970 por la misma ley que creó la más conocida Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA), se encarga de realizar investigaciones que sirvan de base para las normas de seguridad en el lugar de trabajo. Es más conocido por supervisar la enfermedad del pulmón negro entre los mineros del carbón y por probar máscaras, como las N95 utilizadas durante la pandemia.
Como parte del despido masivo de trabajadores federales esta primavera, el NIOSH iba a perder más de 900 empleados. Tras la presión de los legisladores, preocupados por la seguridad de los mineros del carbón y los socorristas, la administración readmitió a 328. No está claro si alguno de los trabajadores recontratados se centra en iniciativas de salud mental.

Al menos dos demandas que impugnan los despidos están en los tribunales. Mientras tanto, cientos de empleados del NIOSH siguen bajo licencia administrativa, sin poder trabajar.
Emily Hilliard, secretaria de prensa del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), afirmó en un comunicado que “las funciones críticas de salud pública del país siguen intactas y eficaces”, incluido el apoyo a los mineros del carbón y los bomberos a través del NIOSH. “Mejorar la salud mental de los trabajadores estadounidenses sigue siendo una prioridad clave para el HHS, y ese trabajo continúa”, escribió.
La secretaria no respondió a las preguntas específicas de KFF Health News sobre si alguno de los empleados reincorporados al NIOSH lidera iniciativas de salud mental o quién continúa con ese trabajo.
Reducir suicidios y adicciones en la construcción y la minería
Más de 5.000 trabajadores de la construcción mueren cada año por suicidio, cinco veces más que los que mueren por accidentes laborales. Los mineros también sufren altas tasas. Y casi una quinta parte de los trabajadores de ambos sectores padecen un trastorno por consumo de drogas, el doble de la tasa entre el conjunto de los trabajadores estadounidenses.
Kyle Zimmer reconoció estos problemas ya en 2010. Fue entonces cuando puso en marcha un programa de ayuda a los miembros del sindicato International Union of Operating Engineers Local 478 en Connecticut. Contrató a un médico especialista y estableció colaboraciones con centros de tratamiento locales.
Al principio, los trabajadores se resistieron, dijo Zimmer, quien se jubiló recientemente tras 25 años en el sindicato, muchos de ellos como director de salud y seguridad.
No querían “hablar del tema” porque temían que los “sacaran de la industria”, afirmó.
Pero poco a poco, eso cambió, con la ayuda del NIOSH, agregó Zimmer.
La agencia desarrolló un enfoque para la seguridad de los trabajadores denominado Salud total del trabajador (Total Worker Health), que identifica la salud física y mental como fundamental para la seguridad en el trabajo. También cambia el enfoque de cómo las personas pueden mantenerse seguras a cómo se pueden cambiar las políticas y los entornos para lograrlo.
A lo largo de décadas, el concepto se extendió desde las revistas de investigación y las universidades hasta las conferencias del sector, los sindicatos y, finalmente, los trabajadores, contó Zimmer.
La gente empezó a aceptar que la salud mental era una cuestión de seguridad en el trabajo. Esto allanó el camino para que el Programa de Salud Minera del NIOSH desarrollara recursos sobre la adicción y para que Zimmer estableciera el programa de coaching en Connecticut.
“Hemos conseguido reducir mucho ese estigma”, afirmó.
Otros países han avanzado más en materia de salud mental en el trabajo, según Sally Spencer-Thomas, copresidenta de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio en el lugar de trabajo. Sin embargo, con el auge del enfoque “Total Worker Health” un informe del cirujano general de 2022 sobre el tema y el aumento de la investigación, Estados Unidos parecía estar finalmente poniéndose al día.
Los recientes recortes al NIOSH sugieren que “estamos perdiendo terreno”, apuntó Spencer-Thomas.

El año pasado, Natalie Schwatka, profesora del Centro de Salud, Trabajo y Medio Ambiente de la Facultad de Salud Pública de Colorado, recibió una subvención de cinco años del NIOSH para crear un conjunto de herramientas que ayudara a los líderes de industrias, como la construcción y la minería, a reforzar la seguridad y la salud mental de los trabajadores.
Aunque muchas empresas conectan a las personas con los tratamientos, pocas se centran en la prevención de la afección mental, según Schwatka. La financiación del NIOSH “nos permite hacer cosas innovadoras que quizá la industria no emprendería por su cuenta”.
Su equipo tenía previsto probar el conjunto de herramientas con ocho empresas de la construcción en los próximos años. Sin embargo, dado que quedan pocos empleados del NIOSH para tramitar las renovaciones anuales, los fondos podrían cortarse en cualquier momento.
Las consecuencias de perder esta investigación no se limitan al ámbito académico, según Zimmer. “La salud y la seguridad de los trabajadores están en grave peligro”.
El sector salud se prepara para las consecuencias de los recortes
Durante mucho tiempo, los médicos han tenido índices preocupantes de adicción y riesgo de suicidio. Justo después del pico de la pandemia, una encuesta del NIOSH reveló que casi la mitad de los trabajadores de la salud se sentían agotados y casi la mitad tenía intención de buscar un nuevo empleo. La agencia declaró una crisis de salud mental en el sector.
El NIOSH recibió $20 millones a través de la Ley del Plan de Rescate Estadounidense (American Rescue Plan Act) para crear una campaña nacional destinada a mejorar la salud mental de los trabajadores de salud.
Los resultados incluyeron una guía paso a paso para que los responsables de los hospitales mejoraran los sistemas de apoyo a sus empleados, así como consejos y sugerencias sobre el lenguaje apropiado para que los responsables debatieran sobre el bienestar y los trabajadores supieran como defender mejores políticas.
Cunningham, el científico del comportamiento que dejó el NIOSH este año, ayudó a liderar la iniciativa. Dijo que el objetivo era ir más allá de pedir a los trabajadores de salud que fueran resilientes o que desarrollaran habilidades de meditación.
“No estamos diciendo que la resiliencia sea mala, pero estamos tratando de enfatizar que no es lo primero en lo que debemos centrarnos”, dijo.
En su lugar, el NIOSH sugirió eliminar de los formularios de acreditación hospitalaria las preguntas intrusivas sobre salud mental que no fueran relevantes para la seguridad de los pacientes y ofrecer a los trabajadores más participación en la organización de sus horarios.
La agencia se asoció para este trabajo con la Dr. Lorna Breen Heroes’ Foundation, que lleva el nombre de una médica de emergencias que se suicidó durante la pandemia. La fundación amplió la campaña ayudando a los sistemas de salud de cuatro estados a implementar partes de la guía y a aprender unos de otros.

Los líderes de la fundación estuvieron recientemente en el Capitolio con Noah Wyle, quien interpreta a un médico de emergencias en la serie de televisión The Pitt, para abogar por la renovación de la financiación federal.
Corey Feist, CEO y cofundador de la fundación, afirmó que renovar la financiación del NIOSH es fundamental para que esta guía llegue a todos los hospitales.
Sin esos recursos, “se va a retrasar mucho la transformación de la atención de salud que es necesaria”, afirmó.
¿Quién puede llenar el vacío?
TJ Lyons, un profesional de la seguridad en la industria de la construcción con varias décadas de experiencia, y que ha trabajado en empresas de renombre como Gilbane, Turner y DPR Construction, confía en que la salud mental seguirá siendo una prioridad a pesar de los recortes del NIOSH.
Los contratistas generales y los propietarios de proyectos llevan años incorporando partidas presupuestarias para el apoyo a la salud mental, dijo, y compartió el ejemplo de un proyecto de $1.000 millones que incluía un profesional de la salud mental de guardia cuatro horas al día varios días a la semana. Los trabajadores concertaban citas para sentarse en sus camionetas durante la pausa para el almuerzo y hablar, explicó.
Ahora, cuando estas grandes empresas subcontratan a empresas más pequeñas, suelen preguntar si los subcontratistas ofrecen apoyo en materia de salud mental a los trabajadores, según Lyons.
Sin embargo, otros se muestran escépticos sobre la capacidad del sector para sustituir los esfuerzos del NIOSH.
Varios expertos afirmaron que las empresas más pequeñas no tienen los medios para encargar estudios de investigación y que las empresas más grandes pueden no compartir los resultados públicamente, como haría una agencia federal. Tampoco tendrían la misma credibilidad.
“La empresa privada va a proporcionar lo que la gente que les paga quiere que proporcionen”, dijo una empleada del NIOSH y miembro del sindicato American Federation of Government Employees, actualmente bajo licencia administrativa, a quien se le concedió el anonimato por temor a represalias profesionales.
Sin la atención federal sobre la salud mental en el lugar de trabajo, “las personas abandonarán la fuerza laboral”, dijo. “Muchos trabajadores podrían morir”.
Esta historia fue producida por KFF Health News, conocido antes como Kaiser Health News (KHN), una redacción nacional que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud y es uno de los principales programas operativos de KFF, la fuente independiente de investigación de políticas de salud, encuestas y periodismo.