Yuriana Aguilar estuvo en los titulares el año pasado cuando se convirtió en la primera estudiante inmigrante indocumentada en obtener un doctorado de la Universidad de California-Merced.
Ahora está en medio de su beca postdoctoral en la Universidad Rush en Chicago, investigando formas de ayudar a prevenir el paro cardíaco súbito, una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos.
La joven fue capaz de obtener esta beca sólo por su participación en el programa federal de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que permite a los jóvenes que fueron traídos de niños los Estados Unidos sin la documentación apropiada, quedarse y trabajar aquí.
Aguilar, de 27 años, nació en México y llegó con su familia a Fresno, California, a los 5 años.
Pero su investigación podría detenerse si la administración del presidente Donald Trump mantiene su promesa de poner fin al programa DACA.
Es irónico “que mi investigación podría eventualmente ayudar a salvar las vidas de las personas que están alterando mi vida”, dijo, refiriéndose a los miembros del Congreso, muchos de los cuales están en una edad en que la que el riesgo de enfermedad cardíaca es mayor.
“Pediría al Congreso que mirara… cuánto hemos logrado en estos últimos cinco años”, dijo Aguilar. “No estamos tomando el trabajo de nadie, simplemente estamos llenando las lagunas”.
Aguilar es una de los 220.000 beneficiarios de DACA en California, el grupo más grande del país. A nivel nacional, hay cerca de 800.000 niños y adultos jóvenes con DACA, un estatus que les ofrece protección temporal contra la deportación y la posibilidad de recibir permisos de trabajo. El ex presidente Barack Obama estableció el programa en 2012 a través de una orden ejecutiva.
No hay estadísticas firmes que demuestren cuántos de estos inmigrantes, conocidos como “soñadores”, trabajan en el sector de la salud, pero los líderes de la industria han sugerido que la terminación de DACA podría tener un impacto significativo, especialmente entre los estudiantes de medicina y asistentes de salud en el hogar.
“Las implicaciones de esta acción para los estudiantes de medicina, los médicos residentes y los investigadores con el estatus de DACA son graves, e interferirán con su capacidad para completar su formación y contribuir de manera significativa a la salud de la nación”, declaró la Asociación de Colegios Médicos Americanos (AAMC) a través de un comunicado.
Robert Espinoza, vicepresidente de políticas de PHI, un grupo de defensa de la atención médica a largo plazo, dijo que la terminación del programa podría tener consecuencias importantes para la fuerza laboral en salud. “Cuanto más amenace la administración a los inmigrantes y a sus familias y comunidades, más se está amenazando al suministro de mano de obra”, agregó.
El 5 de septiembre, el fiscal general Jeff Sessions anunció que el presidente Trump cancelaría la orden ejecutiva que creó DACA. La administración dijo que no cree que Obama tuviera la autoridad para establecer el programa, y que anticipa demandas de los estados.
La administración está brindando un período de gracia de seis meses antes de que estas protecciones terminen, dándole tiempo al Congreso para aprobar una legislación para tratar el estatus legal de los soñadores. Trump y legisladores demócratas han acordado trabajar en un plan para ampliar el programa DACA, pero hay pocos detalles, y los conservadores ya han planteado preocupaciones.
El lunes 18 de septiembre, varios beneficiarios de DACA demandaron a Trump por su decisión de poner fin al programa, con el respaldo de eminencias legales, entre ellos el profesor de derecho de Harvard, Laurence Tribe, y el decano de la facultad de derecho de la Universidad de California-Berkeley, Erwin Chemerinsky.
Uno de los demandantes, un inmigrante que llegó de niño desde Tailandia, ahora es un estudiante de cuarto año de medicina en la Universidad de California-San Francisco quien teme que poner fin a DACA también podría poner fin a su “sueño de convertirse en médico y proporcionar atención a las comunidades marginadas y desamparadas”, según indica el texto de la demanda.
Cerca de 20 estados y el sistema de la Universidad de California ya han presentado desafíos legales.
Los graduados de medicina nacidos en el extranjero tienden a trabajar en áreas desatendidas, dijo Matthew Shick, director de relaciones gubernamentales y asuntos regulatorios de la AAMC. La eliminación de DACA podría romper una conexión vital entre médicos y poblaciones que necesitan desesperadamente atención médica, apuntó.
Karla Ornelas planea convertirse en médica de medicina familiar y trabajar en el Valle Central de California, donde hay una gran necesidad de médicos, especialmente bilingües.
Ornelas, de 20 años, es licenciada en psicología y biología en la Universidad de California-Davis. Nació en México y llegó a los Estados Unidos a los 9 años.
La joven recientemente acompañó a su madre a una cita médica, como siempre lo hace, para traducir. Su madre tenía preguntas sobre los resultados de laboratorio, y como las decía en español y Ornelas las traducía al inglés, el médico se impacientó, les dijo que dejaran de hacer preguntas y que salieran del consultorio, contó Ornelas.
“Mi mamá quería llorar, y yo estaba sorprendida”, dijo Ornelas, quien creció en Turlock, California. “Fue entonces cuando me di cuenta de que no era sólo mi mamá, era toda una comunidad que confiaba en este médico para su atención médica”.
No está claro si hay soñadores que practican la medicina, dada la edad del grupo demográfico. Se les exigió tener menos de 31 años en el momento de la orden ejecutiva de Obama, dijo Kurt Mosley, vicepresidente de alianzas estratégicas de Merritt Hawkins, una empresa de reclutamiento de médicos.
Pero 65 soñadores fueron matriculados en escuelas de medicina en toda la nación durante el último año académico, dijo Shick.
“Suena como un pequeño número”, dijo, “pero están tratando entre 1.000 y 2.000 pacientes”.
La terminación de DACA también podría afectar la capacidad del país para atender a los pacientes de una manera culturalmente sensible, dijo Mosley. Las estadísticas apuntan a la necesidad: se espera que las minorías constituyan la mayoría de la población estadounidense para 2044, según la Oficina del Censo de los Estados Unidos. Para 2060, se espera que los hispanos, que constituyen la mayor parte de los soñadores, representen casi el 29% de la población.
“Somos una nación de diversidad, y nuestra fuerza de trabajo debe reflejar eso”, dijo Mosley. “Y [la disolución del DACA] es un paso atrás”.
Jennifer Rodríguez, de 28 años, dijo que frecuentemente ve la necesidad de mano de obra multicultural en un centro de atención psiquiátrica en Elkhart, Indiana, donde trabaja como asistente administrativa.
Los clientes latinos a menudo se acercan a ella para pedir ayuda, reconociendo una cara amistosa y preguntándole en cortadas palabras en inglés, si ella habla español.
Interpretar para los clientes no está dentro de sus tareas, y su jefe a veces le dice que diga que no, cuando la ve abrumada de trabajo.
“Pero nunca le haría eso a mi gente”, dijo Rodríguez, quien llegó a Goshen, Indiana, desde México, cuando tenía 3 años, y no recuerda su lugar de nacimiento.
“Esto es todo lo que sabemos, y sólo queremos ser ciudadanos productivos”, dijo. “Es hiriente que yo considere que éste es mi hogar, pero para otras personas soy ilegal”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.