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La sífilis congénita sigue aumentando a un ritmo alarmante

Una de las enfermedades más prevenibles en los Estados Unidos mata a recién nacidos en cantidades cada vez mayores.

A nivel nacional, 1,306 bebés adquirieron sífilis de su madre en 2018, un aumento del 40% con respecto a 2017, según datos federales publicados el 8 de octubre. Setenta y ocho de esos bebés nacieron muertos, y 16 murieron después del parto.

En California, los casos de sífilis congénita —término utilizado cuando una madre transmite la infección a su bebé durante el embarazo— ascendieron en siete años a 332 casos, un aumento del 18,1% desde 2017, según los datos federales. Sólo Texas, Nevada, Louisiana y Arizona tuvieron tasas de sífilis congénita más altas que las de California. Esos cinco estados combinados representaron casi dos tercios del total de casos. Sólo en 17 estados no se registraron incrementos en las tasas de sífilis congénita.

Las cifras de cada estado se dieron a conocer como parte de un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en el que se indican las tendencias de las enfermedades de transmisión sexual. Los casos de sífilis, gonorrea y clamidia combinados alcanzaron un máximo histórico en 2018. Los casos de la etapa más infecciosa de la sífilis aumentaron 14%, a más de 35,000 casos; la gonorrea, 5% a más de 580,000; y la clamidia 3%, a más de 1.7 millones de casos.

La tendencia al alza en el número de casos de sífilis congénita preocupa a los profesionales de salud pública porque la enfermedad es muy fácil de prevenir. Los análisis de sangre pueden detectar la infección en las embarazadas. El tratamiento es relativamente simple y efectivo. Al detectarla durante el embarazo, generalmente se puede evitar la transmisión al feto.

“Cuando vemos un caso de sífilis congénita, estamos ante una característica del sistema y un fracaso en la atención de la salud”, señaló Virginia Bowen, epidemióloga de los CDC y una de las responsables del informe.

Sólo se necesitan unas cuantas inyecciones de antibióticos para evitar que un bebé contraiga sífilis de su madre. Si no se trata, el Treponema pallidum, el organismo en forma de sacacorchos que causa la sífilis, puede moverse a través de la placenta y llegar al feto. Una vez allí, puede multiplicarse, rápidamente, invadiendo todo el cuerpo.

Los efectos en un recién nacido pueden ser devastadores. El doctor Philip Cheng es neonatólogo en el St. Joseph’s Medical Center en Stockton, una ciudad del condado de San Joaquín en el Valle Central de California. Veintiséis bebés fueron infectados el año pasado en el condado de San Joaquín, según datos del estado.

El cerebro de uno de los pacientes de Cheng no se desarrolló adecuadamente y el bebé murió poco después de nacer. Otros bebés sobreviven, pero sufren trastornos sanguíneos, deformidades óseas y daños en los órganos. La sífilis congénita puede causar ceguera y un enorme dolor.

Los departamentos de salud pública del Valle Central, un área rural, reportan escenarios similares. Después de la publicación del informe de los CDC, el Departamento de Salud Pública de California dio a conocer los datos de cada condado para 2018. Este informe mostró que los niveles de sífilis, gonorrea y clamidia eran los más altos de los últimos 30 años, y atribuyó 22 mortinatos o muertes neonatales a la sífilis congénita.

Durante los últimos años, el condado de Fresno, que contabilizó 63 casos de sífilis congénita en 2017, contaba con la tasa más alta de California. En 2018, Fresno bajó al cuarto lugar, detrás de los condados de Yuba, Kern y San Joaquín. Pero la epidemia no está controlada. “Ni siquiera podría decir cuándo va a disminuir”, comentó Jena Adams, supervisora de los programas de VIH y enfermedades de transmisión sexual (ETS) del condado de Fresno.

La sífilis llegó a ser una ETS prolífica y muy temida. Pero en la década de 1940, se descubrió que la penicilina producía una tasa de curación casi perfecta para la enfermedad. En el año 2000, las tasas de sífilis eran tan bajas en los Estados Unidos que el gobierno lanzó un plan para erradicar la enfermedad. Hoy, ese objetivo es una quimera.

En su día, los departamentos de salud podían identificar a las personas con clamidia, gonorrea o sífilis, y tanto ellas como sus parejas recibían tratamiento. Ahora, con fondos limitados y el aumento de los casos, muchos estados dedican recursos sólo al seguimiento de la sífilis. La cantidad de casos es tan elevada en algunos condados de California que sólo se hace seguimiento clínico de las mujeres en edad fértil o tan sólo de las embarazadas.

“No hay fondos para el trabajo diario de la salud pública”, expresó el doctor Jeffrey Klausner, profesor de la Universidad de California-Los Angeles que dirigió el programa de ETS de San Francisco durante más de una década.

La mayor parte de los fondos para la prevención de ETS son asignados por el Congreso a los CDC, que los transfiere a los estados. Esa financiación se ha mantenido prácticamente sin cambios desde 2003, según datos de la Coalición Nacional de Directores de ETS, que representa a los departamentos de salud de todo el país. Si se tiene en cuenta la inflación y el número creciente de casos, hoy el dinero es menos. “Se necesita dinero, formación y recursos”, dijo Klausner, “pero no es una prioridad para los políticos”.

Un informe de este año del Trust for America’s Health, un grupo de investigación y defensa de políticas de salud pública, estimó que se eliminaron 55,000 empleos de los departamentos de salud pública locales entre 2008 y 2017. “Tanto nosotros como los estados, tenemos las manos atadas”, señaló Bowen de los CDC. “Tomamos lo que nos dan y tratamos de repartirlo de la mejor manera posible”.

Ante el aumento de la sífilis congénita, los funcionarios de salud del condado de San Joaquín han reorganizado el departamento y han solicitado subvenciones para aumentar el número de investigadores, según indicó Hemal Parikh, coordinador del condado para el control de las ETS. Pero incluso con las nuevas contrataciones y reduciendo el seguimiento a las mujeres en edad fértil con sífilis, un investigador puede tener entre 20 y 30 casos abiertos a la vez. En otros condados, el número de casos puede ser el doble.

En 2018, Jennifer Wagman, profesora de la UCLA que estudia las enfermedades infecciosas y la desigualdad de género, formó parte de un grupo que recibió fondos de los CDC para investigar qué está causando el aumento de la sífilis congénita en el Valle Central de California.

Wagman dijo que, después de años de estudiar los sistemas de salud en otros países, le sorprendió ver cuánta infraestructura básica de salud pública ha desaparecido en California. En muchas partes del Valle Central, las clínicas sin cita previa del condado que hacían pruebas y trataban las ETS se cerraron durante la recesión. Eso redujo los centros de atención y dejó al personal sin un lugar a donde llevar a alguien para su tratamiento inmediato. Los investigadores o sus pacientes deben concertar citas en uno de los pocos proveedores que cuentan con el tipo de tratamiento adecuado y esperar que los pacientes puedan acudir a la cita cuando llegue el momento.

En sesiones de grupos focales, las mujeres le dijeron a Wagman que trabajar por horas, o llevar la vida caótica de una persona sin hogar, con parejas abusivas y la drogadicción, puede hacer que sea casi imposible cumplir con las citas requeridas en las clínicas privadas.

Wagman descubrió que las mujeres en estos grupos de alto riesgo buscaban atención, aunque a veces al final de su embarazo. Solían acudir a una sala de emergencias, atención de urgencia o incluso a una clínica de metadona, lugares donde no se requiere cita previa; pero donde no es habitual que se trate la sífilis o se realicen pruebas para su detección.

“Estas personas ya enfrentan un millón de barreras”, dijo Jenny Malone, enfermera de salud pública del condado de San Joaquín. “Ahora hay más”.

Los casos más complicados en California son los que están unidos a la creciente crisis de vivienda y a una epidemia de metanfetamina con pocas opciones de tratamiento. Las mujeres sin hogar carecen de una información de contacto fiable y es poco probable que tengan un médico de atención primaria. Eso las hace difíciles de localizar para diagnosticarlas, o para hacerles seguir un tratamiento.

Louisiana tuvo la tasa más alta de sífilis congénita del país durante varios años, hasta 2018. Después de una caída del 22%, combinada con aumentos en otros estados, Louisiana ahora se ubica detrás de Texas y Nevada. Esa reducción es el resultado directo de $550 millones en fondos suplementarios temporales que los CDC le dieron al estado para combatir la epidemia, explicó Chaquetta Johnson, subdirectora de operaciones del programa estatal de ETS/VIH/hepatitis.

El dinero ayudó a fortalecer la rezagada infraestructura de salud pública del estado. Se utilizó para organizar dos conferencias para proveedores en las áreas más afectadas, contratar a dos administradores y a una enfermera educadora, crear un programa de tratamiento en el hogar y mejorar los sistemas de datos para hacer seguimiento de los casos, entre otras cosas.

En California, más del 40% de las embarazadas con sífilis se la transmitieron a su bebé en 2016, el año más reciente para el que hay datos disponibles. El gobernador Gavin Newsom liberó fondos adicionales este año, pero es una “gota en el vaso”, dijo Sergio Morales de Essential Access Health, una organización sin fines de lucro que se centra en la salud sexual y reproductiva y que trabaja con el condado de Kern en la lucha contra la sífilis congénita. “Estamos pagando el precio por años de inacción y dejadez en la prevención de las ETS”.

Esta historia de KHN se publicó por primera vez en California Healthline, un servicio de la California Health Care Foundation.

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